Especiales
Los tiempos difíciles hacen más perceptibles la solidaridad y el altruismo de muchas personas, dar desinteresadamente cuando se tienen menos multiplica su valor, sin embargo, también afloran oportunismos, mezquindades y malinterpretaciones de los agradecimientos en forma de estímulo material.
Holmis Reyes Santos es un cubano fornido, de fácil decir y de humor a flor de labios, con él la conversación fluye, pero lo interesante es su historia de vida, dejemos que él mismo nos la cuente.
Este cinco de diciembre arribó a un año más de vida una persona de la cual no escribiré cuántos cumple, no es difícil averiguarlo tratándose de una personalidad pública, aunque creo no le importe decirlo.
El multitudinario homenaje a Fidel Castro Ruz, en conmemoración del octavo aniversario de sus honras fúnebres, tiene su expresión más genuina en las palabras de los santiagueros que en representación del pueblo de Cuba peregrinación llegaron hasta el Altar Sagrado de la Patria.
El pueblo cubano siempre ha tenido una respuesta positiva, independientemente de la complejidad de la situación, y ha salido victorioso. Es el pueblo del sí se puede. Así lo demuestran cotidianamente cientos de miles de nuestros coterráneos.
Según datos recopilados en Internet, Fidel Castro el 20 de octubre de 1955, en la ciudad de New York, ante unos cubanos que residían en lugar sentenció con toda responsabilidad que en el año 1956 seríamos libres o mártires.
Tuve el privilegio de presenciar un acto de infinito amor, de esos que hablan de desinterés, de bondad, en tiempos en los que muchos creen que todo tiene un precio.
Cuentan que el último día de aquel noviembre amaneció diferente en Santiago. Pocos conocían lo que con tanto celo se gestaba desde tiempo atrás. Sin embargo, “era como si la ciudad entera esperara la orden de alzamiento”.
Esta mujer, de la que solo contaré su historia porque el nombre puede ser el de cualquiera, la conozco hace mucho tiempo y sé de su valentía y de cómo lucha por salir adelante.
Al amanecer del viernes 30 de noviembre de 1956, Santiago de Cuba, fiel a su estirpe heroica, entró de a lleno y sin regresos en la avanzada de la libertad.