La UBE alimentaria Guamá le arrendó un local a los productores y estos, gracias a un convenio laboral, se comprometieron a suministrar toda la materia prima que servirá como extensor para combinarla con la harina y confeccionar el pan que demanda la población si ocurriese un período de extrema carencia de los recursos importados.

Lo primero que instalaron fue un pequeño molino artesanal creado gracias al ingenio y creatividad de un innovador y, con este se ralla la yuca, al extremo de dejarla en puro polvo.

Los productores de la zona tienen comprometidas sus entregas de yuca y para ello disponen de hectáreas sembradas con este tubérculo que servirá para atender lo que llaman aquí, producciones alternativas.

"De brazos cruzados no nos cogerá si algún día esa harina que venía de Ucrania deja de llegar. De hambre no nos vamos a morir", plantea este campesino de vergüenza que tocó puertas a cada uno de sus asociados y dieron la disposición de emprender el proyecto.