Desde 1956, cuando quedó instituida la fecha por la Asamblea General de Naciones Unidas, se promueven las buenas prácticas de algunos países en relación al cuidado de los más pequeños, procurando una infancia con garantías de derechos.
De igual forma, en este escenario se realizan numerosas actividades y conferencias para visibilizar las problemáticas infantiles que se manifiestan a escala global. Esto permite gestionar la tan necesaria ayuda de las organizaciones internacionales y sirve, en no pocos casos, como espacio de denuncia.
Las estadísticas no mienten, a nivel mundial es ineludible trabajar arduamente por y para los niños. La Fundación Infancia, ofreció una mirada a los problemas más acuciantes que enfrentan hoy los infantes en las distintas latitudes.
Privaciones de servicios esenciales para la supervivencia, muertes por enfermedades prevenibles, desnutrición, niños reclutados como soldados o traficados, así como víctimas de trabajo infantil y violencia, fueron algunos de los indicadores que arrojaron altas cifras.
Aún en medio de las carencias, los gobiernos tienen la responsabilidad y el deber de asegurar una infancia plena. En este escenario mundial, es digno destacar el trabajo intersectorial realizado por los profesionales cubanos, con el apoyo gubernamental en pos del bienestar de los niños.
El despliegue del Programa de Atención Materno Infantil, ha sumado triunfos a la salud pediátrica y trabaja constantemente para mejorar sus indicadores. Otros, de carácter educacional, como Educa a tu hijo, también dejan su impronta en la sociedad.
Estos programas, responden al cumplimiento de los derechos y garantías que están legislados. La existencia de leyes que protegen la niñez y la juventud, a partir de regulaciones en la participación social de niños y jóvenes, así lo demuestra.
El Código de las Familias vigente desde 1975, permitió sentar las bases legales para la protección del menor desde los hogares y potenciar su desarrollo. Los cubanos han sido partícipes de la renovación de dicho código, el cual reafirma la responsabilidad del Estado y la familia con los niños y niñas.
Estos pasos garantizan y demuestran el compromiso de un país con sus infantes. En tal sentido la incorporación de nuevos términos, refieren conceptos como la autonomía progresiva o la tan comentada responsabilidad parental.
Estos se agregan para promover cambios en las relaciones familiares, que garanticen la integridad y el cuidado de los menores, teniendo en cuenta la diversidad de familias que existen.
Se preserva el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, de forma que el infante alcance su máximo potencial, reservándoseles los derechos a la educación, la salud, alimentación, el juego y el descanso.
Laborar por los derechos de la infancia teniendo en cuenta el interés superior del niño, es prioridad. A partir de este, toda decisión debe responder al bienestar general del menor
El impulso a la participación del niño también prevalece, entiéndase por esto el derecho de los mismos a ser consultados sobre situaciones que les afecten. Esta idea no significa que los menores determinen la decisión de los padres. La participación, aumenta con la edad y ayuda a fomentar los lazos entre los familiares.
Lo expuesto indica que vivimos en un país con mecanismos legales para el amparo y la defensa de niños, adolescentes y jóvenes. Por esto se hace preciso seguir fomentando la cultura jurídica de protección al menor.
Usted querido lector, que es padre, familiar, vecino o amigo, tiene el deber de denunciar en caso de que algún niño esté siendo vulnerado. Recordando siempre que como sociedad, todos podemos ayudar.
Que este y todos los días se celebre la infancia desde las actitudes responsables, esas que protegen y garantizan los derechos de todos los niños de Cuba y el mundo.