El homenaje estuvo presidido por José Ramón Monteagudo Ruiz, Primer Secretario del PCC en el territorio, y Beatriz Johnson Urrutia, Gobernadora. Las máximas autoridades también rindieron homenaje a los Padres de la Patria, Mariana Grajales y Carlos Manuel de Céspedes y al Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
La ceremonia de Guardia de Honor en la ocasión fue realizada por alumnos de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos.
En las palabras centrales, Julio César Rodríguez La O, Primer Secretario del PCC en el municipio santiaguero, expresó que: “con su perdida física en 1895 en Dos Ríos, entraba en el panteón de los hombres inmortales de la Patria”; destacó que “el ideario martiano es patrimonio de todos los cubanos” y “fuente de convergencia para el camino de independencia de los pueblos de América”.
El dirigente rememoró en su intervención las palabras de Faustino Pérez, joven de la Generación del Centenario, cuando dijo: "no limitemos el homenaje a nuestro Apóstol a las palabras o actos aislados de las fechas conmemorativas, honrémoslo permanentemente con nuestra conducta, meditemos en el deber de cada uno, y levantémonos a cumplir rindiendo a Martí, el culto vivo que reclama su ejemplo".
Franklin Luis Mesa Isaac, estudiante del segundo año en la institución docente Camilo Cienfuegos, y Jefe de Ceremonia, compartió con Sierra Maestra el simbolismo de acudir cada 19 de mayo y la connotación que se renueva en cada jornada: “Es un orgullo estar aquí, conmemorando la fecha. Nuestro Apóstol representa el pensamiento de los jóvenes; su vida y obra ha influido en mí, para ser una mejor persona”.
Los momentos culturales fueron protagonizados por la Compañía Ballet Santiago con fragmentos de la obra Mi carne, poemas musicalizados del Maestro, y el Proyecto joven Príncipe Enano, con la propuesta musical “Para que el Apóstol no muriera”.
Asistieron además, otros cuadros del Gobierno y el Partido, de las organizaciones políticas y de masas, de las FAR, el Minint y una representación del pueblo santiaguero.
Una vez más se reafirma lo sentenciado por José Julián Martí Pérez con su propia existencia: “La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.