El final del «bromance», como lo llamó la prensa estadounidense, comenzó instantes después de que el Presidente agasajara al magnate con un discurso de despedida en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
La relación entre ambos se inició cuando el rico empresario apoyó al político en su campaña presidencial. Apenas un mes después de finalizar las elecciones, Musk declaró: «Cuanto más conozco al presidente Trump, más bien me cae. Francamente, lo amo».
Volaba en los aviones de Trump, se alojaba en sus residencias, se relacionaba con sus hijos, su puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) parecía inamovible.
Pero, a pesar de las apariencias, no todo iba bien. El dueño de Spacex estaba molesto con el amplio proyecto de ley de política interior que la Casa Blanca impulsaba en el Congreso.
En una entrevista para cbs News, llegó a decir que «estaba decepcionado por las dimensiones de la legislación y su impacto en el déficit», y subió la parada en x, al calificar como una «abominación repugnante» el plan respaldado por Trump.
Luego continuó su campaña, al publicar: «Llama a tu senador, llama a tu congresista, ¡quebrar América NO está bien! (...). Maten el proyecto de ley».
Desde Truth Social, Donald ripostó: «La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto sería acabar con las subvenciones y contratos gubernamentales de Musk. ¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!».
Así las cosas, durante una reciente conferencia de prensa, Trump manifestó que estaba «muy decepcionado» con el multimillonario, e insinuó que habría ganado las elecciones sin la ayuda de Musk.
Entonces, el intercambio de golpes comenzó a cobrar más intensidad. Musk replicó: «Sin mí, Trump habría perdido las elecciones».
«Las chicas están peleando», fue uno de los principales términos en tendencia del jueves en la plataforma de Musk. «Oye, @realDonaldTrump, dime si necesitas algún consejo sobre la ruptura», publicó Ashley St. Clair, madre de uno de los hijos de Musk.
Con intenciones de cerrar cualquier posibilidad de arreglo, Elon escribió: «Es hora de soltar la gran bomba: @realDonaldTrump está en los archivos de Jeffrey Epstein».
La represalia no se hizo esperar. Según The Washington Post, representantes del DOGE instalaron terminales de datos satelitales en un edificio adyacente a la Casa Blanca, eludiendo los sistemas de seguridad del Servicio Secreto, por lo que Starlink ha sido declarado una amenaza para la seguridad nacional.
Así van las cosas entre Donald y Elon, una ruptura llena de drama y espectáculo.