Allí residía una familia vinculada al mayor general Máximo Gómez Báez, cuya vivienda era utilizada durante la guerra del 95' como campamento, en el tránsito de la tropa mambisa. La presencia del Héroe Nacional incentivó a que la matrona de la casa, Rosario Álvarez Ge -esposa de uno de los hermanos de la familia Venero-, le brindase café y agua al visitante, el 9 de mayo, y guardase la taza y el vaso. Tras el fallecimiento de la señora, su hija Rosario Álvarez Venero preservó los objetos como reliquias, de los cuales llega hasta la actualidad una taza.
La taza fue descubierta y empleada para el nacimiento del tema de tesis La cultura del café en la vida y obra de José Martí, con el cual se graduó en la Maestría en Estudios Cubanos y del Caribe con resultado de excelente el M.Sc. Antonio Isaac Hechavarría, Profesor Asistente del Departamento de Historia de Cuba de la Universidad de Oriente. De cómo surgió este proyecto, el especialista refirió a Sierra Maestra que:
“En el año 2002 cuando llegué a la zona, me percaté que nadie había incursionado en este asunto, por lo que se me ocurrió al principio hacer la historia de la presencia de José Julián Martí Pérez en el lugar. La taza había adquirido a lo largo de más de un siglo, un valor simbólico muy grande para la comunidad, la cual creó todo un imaginario en torno a los sucesos que rodeaban al objeto”. ¡Imagínese usted qué honor para las futuras generaciones, sorber una bebida donde mismo lo había hecho este hombre extraordinario! ¡Cuántos sucesos y creencias familiares y populares se asociaría con posterioridad a una influencia sobrenatural de la taza!
Por otra parte, en aquel momento era necesaria realizar una reconstrucción histórica de la zona que estaba vinculada, además, a personalidades como el mayor general Ramón Calixto García Íñiguez, y José Emilio Agendar.
De la génesis de la tesis en el trabajo de campo comunitario para estudiar la presencia del Apóstol tejida con la historia del barrio, hasta el resultado final de su graduación, hubo mucho camino por recorrer para lograr lo que las investigaciones precedentes no alcanzaron: la organización de un sistema teórico para sintetizar y sistematizar los aspectos de la vida y obra de Martí que permiten afirmar su cultura del café.
La cultura del café asociada a una serie de conocimientos acerca de cuestiones botánicas, agronómicas y de infraestructura del cultivo de la planta; las nociones del consumo de la infusión con métodos específicos de preparación, los patrones ideológicos que conforman el universo cafetalero, los símbolos y rituales y sus espacios patrimoniales...
De Martí y el café solo habían realizado algunas menciones la Casa Dranguet de la provincia, los autores David Vela, Rafael Almansa desde el pensamiento económico del Héroe Nacional, Mara Guzmán Pascul..., pero con frases aisladas del Maestro.
“En realidad el estudio fue algo muy complicado -expresó Isaac Hechavarría-; los contenidos estaban en crónicas reflexivas, cartas, diarios, y algunos datos compartidos por sus contemporáneos. Agrupar todo esto fue un proceso extenso, pero logré afirmar la existencia de una literatura y estilos de su vida vinculados a la bebida”.
Sus resultados son impresionantes, ya que evidencian los conocimientos de José Martí acerca de la agricultura cafetalera, la economía del producto, sus beneficios para la salud, el arte culinario, lo estético relacionado al café, los espacios de comercialización del líquido como sitios de socialización de ideas políticas y filosóficas...
La tesis demuestra que el Apóstol incluso se llegó a preparar para convertirse en hacendado cafetalero en Guatemala; con esta finalidad efectuó un sondeo de las plantas, el cultivo, el clima, el relieve, los costos de producción, las inversiones y las ganancias. Con apenas 24 años incursionó en estas cuestiones, tras su visita a la finca El Malacate, de las mejores de ese país centroamericano, cuyo dueño era el militar y político Justo Rufino Barrios Auyón.
Pensó en la posibilidad de comprar tierras guatemaltecas, o peruanas y hondureñas con este fin, sin embargo, su esposa estaba embarazada y debía retornar a su Patria. En aquellos países él pensaba asertivamente que potenciar este y otros productos agrícolas que pueden intercalarse, era una manera, una forma de salir de la pobreza; quien tuviese la independencia económica, alcanzaría la libertad política para los pueblos de América.
En la literatura martiana, el café constituye un recurso para la exaltación y comparación de cosas, expresando calidad de lo bueno y lo malo; subrayando el cómo el oro negro líquido ayuda en la creación literaria. Menciona a aquellas grandes personalidades de la historia que crearon sus obras en Cafés, como el historiador, escritor, abogado y filósofo francés Voltaire (François-Marie Arouet) y de la escritora epistolar de ese país, Madame de Sévigné (Marie de Rabutin-Chantal).
La estética de Martí para el consumo de la bebida enlaza la limpieza, la belleza y la plática, indicadores sobre los cuales la mayoría de las personas en el mundo degustan el café, en buena compañía, como muestra de afecto e interrelación social.
En las cuestiones culinarias, sabe diferenciar las combinaciones de platos que se confeccionan para las clases ricas y las pobres, como efecto de su experiencia en los Estados Unidos, donde los acomodados acompañaban el café -de diferentes tipos- con papa silvestre, ostras fritas, huevo de codorniz, tortugas verdes, helados..., y para los pobres en las casuchas de lata forradas con tanque, era imprescindible este trago acompañado con pan y maíz, estos últimos como productos esenciales del continente.
Para la salud, infiere que reduce el cansancio, el estrés, aumenta los latidos del corazón, es bueno para lo físico, ayuda al bienestar espiritual, aviva el pensamiento...Idealiza que la bebida es una aliada de la pasión amorosa -parafraseándolo-, como si brotase el verso a medida que lo sorbe, surgiera un raro poema a su oído, y con los labios de su esposa junto a los de él, durmiera de amores.
Él también padecía de cefalea y el café le mitigaba los dolores de cabeza; favorecía, además, el trabajo de campaña, dedicado a escribir de madrugada, pues mientras todos dormían, él registraba sus vivencias en el diario y hacía la correspondencia. Su descripción de los aportes de la infusión a la salud -según precisó el investigador-, están a la altura de los avances científicos de las revistas médicas de estos tiempos, y de los más recientes descubrimientos de los beneficios del café, como muestra de su sagacidad, preparación constante, e increíble visión futura.
De igual manera, para el Maestro los sitios de venta de la bebida contribuían en la ebullición de ideas revolucionarias. Del aprovechamiento de la planta, el grano, la flor y de todas las propiedades, aprendió el Apóstol en sus viajes por el Oriente de Cuba, donde charlaba mucho con los campesinos. Con ellos se aproximó a la infraestructura y forma de preparación con el pilón, el colador y el platanillo; supo del molino y la estructura de las haciendas francesas.
El M.Sc. Antonio Isaac Hechavarría tiene el mérito -como martiano exhaustivo-, de haber contribuido para futuros estudios de aspectos como este, poco conocido en la vida y obra del Héroe Nacional.
El café forma parte de nuestra identidad, y la existencia de una cultura del producto en José Julián Martí Pérez evidencia, una vez más, su universalidad; como bien sentenció de esta bebida: “ilumina las profundidades interiores, y las envía en fogosos y preciosos conceptos a los labios”.