Cuando planificamos un cambio en nuestras vidas, sea de orden personal o laboral, e incluso las decisiones familiares, debemos hacerlo teniendo en cuenta las amenazas que pueden aparecer en el camino, sobre todo en estos tiempos cuando las adversidades están a la orden.
Valorar los peligros a la hora de planificarnos algo nuevo ayuda a que no nos tomen por sorpresa, a proponernos una estrategia más objetiva y a prever posibles soluciones que permitan solventar los impedimentos con prontitud y sin perder el objetivo.
Otra cuestión es que un obstáculo no puede ser visto como la imposibilidad de realizar un sueño, todo lo contrario, hay que entenderlo como una motivación para esforzarnos más, incluso podemos afrontarlo como una garantía de que disfrutaremos más el logro.
Sin embargo, el principal enemigo a la hora de enfrentar los cambios somos nosotros mismo, aunque pueda parecer un sinsentido, la cuestión es que por naturaleza somos reacios a salir de la vilipendiada zona de confort, esas dinámicas a las que simplemente estamos acostumbrados o en el mejor de los casos acomodados, y de las que literalmente tenemos miedo salir.
Entonces habrá que comenzar por hacer las cosas diferentes para que los resultados no sean los de siempre, y poco a poco nos acostumbremos al cambio, de seguro eso nos acercará al escenario futuro que queremos o necesitamos y sin darnos cuenta estaremos avanzando más rápido hacia el cumplimiento de nuestra meta.
Si no está de acuerdo con lo que le propongo en estas líneas, lo cual es totalmente legítimo, lo invito a un ejercicio: pregúntese cuántas veces ha puesto por delante las ventajas que tiene seguir haciendo lo de siempre, su temor a correr riesgos o simplemente lo difícil de determinado contexto para tomar una decisión trascendente; así entenderá lo que le digo.
La otra cuestión es la influencia del “qué dirán”, no hay nada más desmotivador que pensar en la opinión ajena a la hora de emprender un proyecto de crecimiento personal y familiar, por eso hay que armarse de métodos eficaces para repeler opiniones que no son gratificantes ni edificantes, y que a la larga provienen de personas a las que no afectamos emocional ni físicamente con nuestro proyecto.
Por supuesto que no pretendo dar formula, solo propongo que reflexionemos juntos sobre los cambios, el futuro, la planeación de mejores escenarios, para ayudarnos a verlos más realizables sobre todo ahora que inicia el año, y tenemos 12 meses para hacer la diferencia.