Aunque el negocio pertenece a un conocido, sus ganancias le permiten ayudar a su madre, a quien ve esforzarse sola, por él y su hermanito de tres años. Luis se caracteriza por el respeto a sus maestros y compañeros de clases; es un buen chico asumiendo roles de adultos. Esta es una historia real de nuestra sociedad.
En la actualidad existen algunos casos, propios de la complejidad del contexto, que ameritan ser evaluados con una mirada diferencial, como una política preventiva y de actuación efectiva. Sierra Maestra indagó sobre estos comportamientos en diferentes niveles de enseñanza en Santiago de Cuba.
El marco legal
El país contempla en sus regulaciones -y como firmante de diversos documentos internacionales- la protección de los derechos de niños, adolescentes y jóvenes.
La Carta Magna, en su artículo 66, proscribe el trabajo de niñas, niños y adolescentes. El Código de Trabajo, en el Capítulo 1, apartado de Fundamentos y principios del derecho de trabajo, artículo 2, inciso d), establece “la prohibición del trabajo infantil y la protección especial a los jóvenes en edades comprendidas entre 15 y 18 años, que se incorporan al trabajo, con el fin de garantizar su desarrollo integral”.
El Capítulo 5, de esa protección especial, refiere que “excepcionalmente son autorizados a trabajar por haber finalizado sus estudios en la enseñanza profesional o de oficios, u otras razones, que así lo justifiquen”, definiendo exhaustivamente cómo debe proceder la autoridad facultada para conceder o no el autorizo, y cuáles son esas circunstancias bajo las cuales pueden ser contratados.
Al tiempo, precisa que “los empleadores en cualquier sector, están obligados a prestar especial atención (...) con el propósito de lograr su mejor preparación, adaptación a la vida laboral y el desarrollo de su formación profesional, garantizándoles el disfrute de iguales derechos que los restantes trabajadores”.
Incorpora otros requisitos que deben tener en cuenta los empleadores, como la jornada laboral sin exceder las siete horas diarias ni las cuarenta semanales ni trabajar en días de descanso; disponer la práctica de un examen médico y obtener certificación de su estado de salud, para determinar si está apto física y psíquicamente para ese empleo, así como la obligación de facilitar la capacitación y preparación, bajo la tutoría de personal con experiencia reconocida.
Además, no pueden ser ocupados en oficios expuestos a riesgos físicos y psicológicos, labores con nocturnidad, bajo tierra o agua, alturas peligrosas o espacios cerrados, con cargas pesadas, en contacto con sustancias peligrosas, altas o bajas temperaturas o niveles de ruido o vibraciones perjudiciales para su salud y desarrollo integral.
Por otra parte, el artículo 138 del Código de las Familias regula el contenido de la responsabilidad parental y los deberes y obligaciones de los padres y madres en relación con sus hijos menores de edad, entre estas proveerles de alimentos, “lo que implica una protección a los niños contra el trabajo infantil”, destacó María Teresa Vicente Dolz, Presidenta de la Sala de lo Civil, de lo Familiar y de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular:
"El artículo 3 regula como principio el interés superior de niños, niñas y adolescentes; el 5 prevé los derechos de la infancia y la adolescencia en el ámbito familiar; el 26 contempla las personas con derecho a recibir alimentos, y el 191 relaciona las causas de privación de la responsabilidad parental”.
A esta última medida también se incorporan otras, ya que en dependencia de la proporcionalidad de la infracción será la sanción, desde una multa hasta la privación de libertad, pues se está hablando de atentar contra el desarrollo del menor.
Desde las escuelas
No solo es importante la familia y la comunidad, las instituciones educativas desempeñan un rol crucial desde el trabajo preventivo, la atención a trastornos de conducta y la aplicación del reglamento escolar. Sierra Maestra visitó algunos centros de todas las enseñanzas de la ciudad santiaguera, para ahondar en este tema, y realizó una labor de observación participante en algunos lugares.
En una de las escuelas, el instituto preuniversitario IPU-Cuqui Bosch, se intercambió con la M.Sc. Ángela Jarpe Téllez, directora de la entidad, sobre los procedimientos educativos para prevenir, identificar y solucionar situaciones como esta:
“Cuando se detecta a estudiantes que tienen ausencias a clases, que pudieran ser reiteradas, a partir de los activos, el chequeo diario de la asistencia y la visita de labor social -donde se involucran todos los factores del barrio-, se pasa a la toma de decisiones en los órganos técnicos de dirección, como el claustrillo y la reunión con el Presidente del Consejo Popular donde viven los educandos, como parte de la visita de labor social.
Al profundizar en las condiciones en que vive el joven, con quién y su conducta en el barrio, se termina con una entrevista de la directora con los familiares. Se han detectado estudiantes que declaran en el intercambio su inasistencia por hacer gestiones para ganar dinero; actividades como botar basura, chapear un patio, vender pan...
“Hay quienes los padres han emigrado y se quedan al cuidado de un tío, abuela... por lo que aluden a que deben sobrevivir con algo. Se hace un llamado a la familia, que de continuar ocurriendo esto se le informará al órgano de atención a menores o Fiscalía.
“Hasta el momento se han solventado estos problemas después de la alerta y la labor de la psicopedagoga. La escuela también tiene un polo productivo de viandas y frutas -como uno de los recursos de educación laboral-, destinado a la Casa de Niños sin Amparo Familiar, al Sistema de Atención a la Familia (SAF) del consejo popular Sueño y a los estudiantes vulnerables.
Si bien existen situaciones con algunos alumnos, en los últimos resultados de Pruebas de Ingreso a la Educación Superior, de sus 372 estudiantes se presentaron 151, y desaprobaron 14, lo que habla de la calidad de las notas y la constancia del trabajo del centro. Del total, 138 decidieron no hacer estos exámenes, y están interesados en solicitar carrera, amparados en la resolución 119 de 2021”.
Por otra parte, en la Secundaria Básica Espino Fernández, la M.Sc. Sulma Alina Hing Ruano, psicopedagoga se refirió de igual manera a cuál ha sido política del centro:
“El punto alarmante es cuando un niño presenta muchas ausencias; en la labor social se verifica el por qué y qué está haciendo. Muchas veces los padres te dicen que enviaron a sus hijos a la escuela, y ellos están deambulando o en algunos casos se ha detectado que se dedican a trabajar. De ahí se hace la labor de conjunto con Atención de Menores, para erradicar estas ituación.
“Se han efectuado conversatorios en las aulas de conjunto coneste organismo y los psicólogos del Centro de Salud Mental, acerca de varios temas, sobre todo en séptimo grado, que es cuando comienza la etapa de la adolescencia más compleja, por la presión social”.
Durante la visita a la primaria José María Heredia -con una matrícula de 110 estudiantes- la M.Sc. Odalis Prieto Soca, apuntó que la asistencia se comporta con regularidad y que no se ha identificado esta problemática.
No obstante, en la observación participante en algunos lugares públicos de la ciudad, como los centros económicos en los alrededores de Ferreiro, las cafeterías aledañas a la esquina de calle M del reparto Sueño y Garzón, Plaza de Marte y La Alameda, se pueden ubicar uno que otro infante, que de forma reiterativa en distintos días de la semana, deambulan en horarios escolares; también, algunos adolescentes comercializan pan u otros productos en repartos como Flores, Chicharrones, Versalles y el Abel Santamaría, a veces incluso en horarios de nocturnidad.
Pensando en la infancia
Con la finalidad de conocer el impacto individual del trabajo en etapas cruciales como la niñez, intercambió con el M.Sc. Rosendo López Mustelier, profesor Auxiliar y Jefe de la disciplina de Psicología Laboral del Departamento de Psicología de la Facultad de Sociología en la Universidad de Oriente.
Este señaló que hay etapas en las que está en juego la formación de la personalidad y se deciden asumir responsabilidades y roles: “El trabajo en sí es un elemento esencial para el ser humano, pero debe efectuarse bajo determinadas condiciones, ya seas o no adulto”.
El especialista recalcó que un niño no las reúne y las consecuencias son desastrosas, para su salud física, psíquica, moral y desarrollo, su autoestima y autovaloración.
“El infante está en condiciones de jugar, trabajar la fantasía, la imaginación y las relaciones con personas de su edad. El contacto con el mundo adulto sin una preparación, lo hace vulnerable a malas compañías, delincuencia, comportamientos antisociales, abusos, acoso sexual, consumo de drogas y explotación; es un despertar de la conciencia en un medio hostil.
“No es igual un trabajo simbólico o ayuda en casa a la familia, que una obligación laboral, no por motivación, sino por necesidad económica. Las dificultades para estudiar y divertirse son hechos inevitables”. López Mustelier acotó que aunque reflejo del contexto, el país ha sufrido varias crisis económicas, y lo que ha hecho proliferar esta problemática hoy, es a su criterio, el cambio de mentalidad:
“Antes había más motivación para superarse y realizar un proyecto. En la actualidad han influenciado las nuevas tecnologías, donde el mundo exterior es más tangible e inmediato; se construyen otros sueños e imaginaciones”. Al tiempo, consideró que la apuesta debe seguir siendo el diálogo de la familia, la escuela, la comunidad y todas las instituciones implicadas en la aplicación de las políticas para corregir estos casos.
Estudiar y trabajar
En la Universidad de Oriente se aprecia cómo los estudiantes se han acogido a diferentes modalidades de trabajo. René Rodríguez Trobajo, quien cursa el 3er año de la carrera de Periodismo y está contratado a tiempo parcial en tres medios, subrayó que siempre deviene en un reto establecer prioridades y dosificar el tiempo, para cumplir con las responsabilidades sin afectar la docencia o la labor: “Los límites son importantes; agradezco estas oportunidades para acercarme más a las rutinas productivas de la profesión, desde la etapa estudiantil”.
La experiencia de Diana Vanessa Correa González, de 4to añod e Periodismo, ha sido en el sector no estatal: “Comencé a los 17 años desde el preuniversitario, como vendedora de ropa enu na boutique, que no me coincidía con el horario escolar. Mep ermitió adquirir una nueva visión, el dinero para mis cosas, sinp edirle a mis padres. Te crea una necesidad de seguir laborando para ser independiente.
“Ya en la Universidad, estuve de dependienta solo los fines de semana en una cafetería. Uno se cansa más por hacer dos cosas al mismo tiempo, estudio y trabajo. Luego pasé a un paladar con mejores condiciones, que me abrió muchas puertas y exigió más preparación en el área de servicio y atención al público. Este me coincidía con la escuela, siempre estaba a contrarreloj, extenuada, pidiendo permiso o cambiando los días para asistir a una conferencia o examen.
“Se siente frustrante que te formes como Licenciada y te vean en la calle realizando otras funciones. No obstante, tener tu propio dinero y ayudar en la casa con los gastos siempre es gratificante. Hoy tengo mi negocio y la satisfacción de que además me voy a graduar en este año”.
Según Israel Riverón Sánchez, subdirector provincial de Empleo, al cierre de mayo se contabilizaban más de 400 estudiantes universitarios laborando, de este total, una cifra
superior a los 120 se ubican en el sector estatal.
Las capacidades de los jóvenes pueden ser provechosas en el ámbito laboral, cuando tienen la suficiente madurez y peparación para hacer frente a esa responsabilidad, pero involucrar a la infancia y la adolescencia, violando lo establecido, debe enfrentarse con mayor rigor, ya que es, en primer lugar, competencia de la familia. Hay que prevenir que escenas como la de Luis se vuelvan cotidianas.