Sus aportes fueron tales que, tras conocer sobre su deceso el 18 de junio de 2007, Fidel expresó: "consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba, la mayoría de ellas era discriminada como ser humano, al igual que en el resto del mundo, con honrosas excepciones revolucionarias".
De la estirpe de Mariana Grajales, Ana Betancourt, Isabel Rubio y una lista de patriotas -conocidas y anónimas-, Vilma supo, como pocas, aunar voluntades para que Cuba tenga numerosas maestras, científicas, ingenieras, y hasta el segundo Parlamento, a nivel mundial, con mayor proporción de mujeres.
A Vilma debemos, entre muchídimas cosas, los círculos infantiles, las casas de orientación a la mujer y las familias, y las leyes que protegen y garantizan el ejercicio pleno de todos los derechos para todas las personas.
Devenida en paradigma como esposa y compañera de mil batallas de Raúl -tal vez el mayor defensor de su legado-; formadora de lideresas e impulsora de programas, tanto en Cuba como en el mundo, con el objetivo de lograr la equidad de género y proscribir cualquier forma de discriminación, tan lesiva a la dignidad humana.
Es hoy «más necesario que nunca» su ejemplo imperecedero y el "!Viva Vilma!". exclamado por Fidel hace 17 años.