Con sede en Santiago de Cuba, el evento puso en escena a más de 400 niños, adolescentes y adultos, que mostraton su talento, sensibilidad y la cubanía en cada obra.

Esta celebración, que ya cuenta con 21 ediciones, es promovida por  el Centro Provincial de Promoción de Salud (Prosalud) en colaboración con las direcciones de Educación y Cultura y en el territorio.

Daniel Portuondo Arencibia, quien se desempeña como especialista de Prosalud, es el creador y coordinador de esta iniciativa, que desde hace dos décadas prestigia el trabajo con las personas en situación de discapacidad.
Sobre cómo se originó el festival, conversó con Sierra Maestra.

"El proyecto surge por la necesidad de ofrecer nuevos espacios de desarrollo a las personas con discapacidad de nuestra provincia. El arte enaltece, fortalece la espiritualidad y contribuye a las relaciones sociales, las habilidades, capacidades y formación de valores. Por tanto, crear un evento en que pudiera predentarse el talento de personas de todas las edades, pero sobre todo niños y jóvenes, era una manera de impulsar, de motivar aún más sus incursiones en las distintas manifestaciones artísticas.

Así nació la idea de organizar un festival al que pudieran integrarse las escuelas del Enseñanza especial y otras instituciones", dijo.

"Arte para vivir" es un proyecto que crece, señaló el experto. En estos 21 años ha ido incrementándose la participación, no solo de los concursantes (que en su mayoría son personas en situación de discapacidad), sino los promotores culturales, personal docente y las familias.

"Al principio se hacía solo con estos niños, pero en la actualidad, basándonos en lo que dijo nuestro Comandante en Jefe y lo que mantiene nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez que hay que poner en práctica la inclusión. Por eso, trabajamos con niños de la Enseñanza general y con niños de Enseñanza especial. Además,  nos acompañan miembros de la Asociación Cubana de Limitados Físicos Motores, la Asociación Nacional de Sordos de Cuba y la Asociación Nacional de Ciegos, que apoyan mucho el evento.

"En este festival se evidencian la utilización  del psicoarte y los avances de muchos de los participantes en el manejo de instrumentos musicales. Asimismo, se crean espacios para otras opciones de recreación como los juegos de mesa."

Aunque no ha sido una tarea sencilla organizar el evento cada año, los incentivos crecen. De ahí que Portuondo Arencibia apueste siempre por el regocijo que le produce la realización de "Arte para vivir".

"Después de cada edición evaluamos lo que salió bien, lo que debe mejorarse para la venidera, pero uno queda muy emocionado y lleno de motivaciones para seguir en la preparación de los demás eventos. Eso es lo que nos ha permitido llegar hasta aquí y es lo que nos impulsa a continuar.

"Lo que más me ha marcado en todos estos años es ver cómo crecen, cómo adquieren conocimientos y valores, cómo perfeccionan sus presentaciones y vuelven al año siguiente y lo hacen mejor.  El arte genera bienestar, el reconocimiento social genera bienestar y eso impacta muy favorablemente en la  calidad de vida de las personas. Es emocionante ver a un niño autista pintando o a uno  con síndrome de Down cantando... eso da alegría y nos compromete mucho más", concluyó.

El arte es una herramienta poderosa para desarrollar aptitudes, habilidades, formar valores y ampliar las relaciones interpersonales de las personas en situación de discapacidad. Es una de las vías más eficaces para materializar la inclusión, elevar la autoestima y promover el reconocimiento de quienes padecen eso que José Martí llamó " los errores de la ciega madre creación".
Esta, sin dudas, es una labor que enaltece el alma de quienes se involucran en tan importante celebración.