Según la doctora en Ciencias María Eugenia García Céspedes, directora de Salud Pública en Santiago de Cuba, el ocultamiento de la gestación puede acarrear serios problemas de salud, con peligro para la madre y para su fruto. Tanto es así que en la suroriental provincia se aprecia la incidencia desfavorable de esta práctica en los indicadores de la atención materno infantil.
“Cuando una adolescente oculta que está embarazada, generalmente lo hace por temor a la reacción de los padres y, debido a su inexperiencia, adopta una conducta de riesgo para ella y para su fruto porque esa gestación es captada tardíamente.
“Esto impide realizar estudios que son fundamentales para el seguimiento del embarazo y que tienen su momento específico; además, una captación tardía implica que no se atiendan oportunamente situaciones de alto riesgo que puede presentar la futura mamá, como patologías de base (enfermedades crónicas), desnutrición, factores genéticos y otros antecedentes que pueden generar complicaciones tanto para ella como para el producto de la concepción”, explicó la especialista.
Asimismo, la experta comentó que la llegada tardía de esa paciente al sistema de Salud puede atentar contra la efectividad de exámenes para detectar alteraciones del desarrollo fetal. Y, por otra parte, la adolescencia es una etapa de la vida de una mujer en la que la edad es un factor de riesgo en la gravidez.
En efecto, la salud materna puede verse afectada si la joven no recibe atención médica desde el inicio del embarazo.
La desnutrición es uno de los problemas frecuentes en los casos de gestación oculta. La familia juega un papel fundamental en proveer alimentos y velar porque la joven consuma una dieta adecuada, rica en proteínas, vitaminas y minerales, que favorecerá la formación del bebé y el estado saludable de la joven.
Cuando en el ámbito doméstico no se logra que la futura madre tenga una alimentación equilibrada y de calidad, los especialistas que dan seguimiento al embarazo pueden indicar el ingreso en un hogar materno para lograr un estado nutricional óptimo. Sin embargo, al esconder la gestación, muchas jóvenes se privan de esta posibilidad.
Según García Céspedes, otra consecuencia del embarazo oculto es el riesgo incrementado de complicaciones y muerte materna durante el parto o después de este, pues no se realiza un seguimiento exhaustivo de la gravidez en cada una de sus etapas (semana a semana) y por tanto, no se detectan ni se tratan oportunamente enfermedades que pueden estar afectando a la gestante.
Otros trastornos pueden sobrevenir en el orden psicológico, comentó la galena, pues el hecho de estar embarazada y temer que los demás se enteren, se asocia a emociones negativas como la tristeza, la angustia, el miedo y la ansiedad, que impiden el bienestar de esa futura madre.
Respecto a las consecuencias del embarazo oculto para el bebé, la doctora refirió la desnutrición y el bajo peso al nacer, lo que se relaciona con otros problemas de salud; el nacimiento prematuro y por tanto el insuficiente desarrollo de la criatura al momento del parto; el aumento de la probabilidad de malformaciones congénitas; y un mayor riesgo de óbito fetal (fallecimiento) debido a un aborto espontáneo.
Orientar a los adolescentes sobre prácticas sexuales responsables como el uso del condón, y propiciar que tengan acceso a productos de anticoncepción, puede salvarlos de situaciones que afectan su proyecto de desarrollo personal y su salud.
Evitar un embarazo en esa edad de transición de la niñez a la adultez no solo es responsabilidad de las muchachas; también de los jóvenes; y para lograrlo requieren una comunicación franca y basada en la confianza con sus mayores.
El médico y la enfermera de la familia son profesionales a los que todos podemos acudir en busca de información y ayuda para afrontar el inicio de la vida sexual de nuestros hijos y contribuir a que esta nueva faceta de su vida no se convierta en una pesadilla.