Con motivo del aniversario 70 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, la vía y sus alrededores están siendo rehabilitados, acontecimiento que agradece el pueblo y la Patria.

Origen

Aida Liliana Morales Tejeda, jefa del Departamento de Investigaciones Históricas y Aplicadas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, conoce a profundidad cada hecho y nos remonta a la época aborígena cuando en la zona de San Juan, Rajayoga, la Cueva de los Muertos y otras áreas de ese entorno, se encontró evidencias de restos indígenas.

“Este espacio une la ciudad de Santiago de Cuba con la parte sureste de la antigua región de la costa. Surge como una vía rural desde finales del siglo XVIII, y se denominó Camino Real de la Costa que tenía como objetivo vincularse a las construcciones militares: fortines y pequeñas fortalezas que se erigieron en el litoral para la defensa de la zona, en especial, para articularse con el Castillo del Morro y con otras edificaciones militares para proteger a la ciudad de Santiago de Cuba de posibles ataques de corsarios, piratas y de otras potencias extranjeras fundamentalmente de los ingleses y franceses.

“Ya ese camino va tomando mayor fuerza a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX cuando comienza, sobre todo en las inscripciones de la Gran Piedra y otras áreas de esa parte, el comienzo de la cafecultura, con el establecimiento de hacendados franco haitianos. Precisamente ese Camino Real articulaba con todos los caminos que se establecen en la serranía para el vínculo de la ciudad con la zona de las plantaciones cafetaleras y viceversa.

“Otro hecho que tuvo importancia capital para la mejora de la infraestructura vial y su empedrado fue en la medianía del siglo XIX el desarrollo de las extracciones en las minas de Juraguá, Daiquirí y Siboney.

“Esas extracciones tenían que acarrear el material a Santiago de Cuba para llevárselo por el puerto y de conjunto con el camino se va a hacer un ferrocarril que iba desde Juraguá hasta la bahía.

“Con posterioridad a finales siglo XIX fue escenario de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana a partir de 1898 con los desembarcos por Daiquirí y Siboney y luego con los combates terrestres del 24 de junio en Las Guásimas y en la zona de San Juan, el 1 de julio, donde se libra el combate más importante y la capitulación el 16 de julio.

“Ya en 1908 se inaugura el puente de hierro de San Juan, que ha perdurado hasta la actualidad. Hacia los años 30 ya la carretera comienza a adquirir otra connotación desde el punto de vista turístico, y hay una ruta de ómnibus de Santiago hasta Siboney, que

precisamente era la que articulaba el intercambio entre la ciudad y la zona de los balnearios, esa ruta de guaguas era propiedad de José Vázquez Roma, dueño de Villa Blanca, o sea, la granja de Siboney”, comentó Morales Tejeda.

En los años 1940 y 1950 se pavimenta la vía y se realizan asentamientos poblacionales como Sevilla y Siboney.

Escenario de la gesta del 26

Gran trascendencia tendrá para esta vía los hechos ocurridos en 1953, cuando un grupo de jóvenes desde Villa Blanca, granja Siboney, acamparon, organizaron y juraron liberar a la Patria del tirano Fulgencio Batista. De allí salieron los revolucionarios para asaltar la segunda fortaleza en importancia del país, en la madrugada de la Santa Ana.

Por esa ruta pasaron los carros que iban hasta el cuartel Moncada y también protagonizó el retorno, después de los acontecimientos, de Fidel y 19 jóvenes que se internaron en la serranía de la Gran Piedra huyendo del despiadado ejército que arremetió con todas sus fuerzas contra los moncadistas detenidos.

Por eso siempre que se piense en la carretera de Siboney se pensará en el Moncada y en la sangre derramada por esos valeros hombres que dieron un vuelco importante a la continuación de las luchas revolucionarias.

En honor a los caídos en 1973 se construyen los monumentos que se ubican a ambos lados de esta vía y que fueron idea original del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y en la que participaron un grupo de arquitectos recién graduados.

Valor paisajístico y cultural

La carretera de Siboney también guarda una belleza natural infinita pues en su entorno se conjuga el trasfondo montañoso de la Sierra Maestra de un lado y por el otro, el azul de la costa, que aunque no se percibe desde el punto de vista natural desde muchos lugares, si incide en la vegetación y en la topografía.

“Después de los años 60 el Comandante en Jefe Fidel Castro tuvo un interés muy marcado en el desarrollo turístico de este sitio y por el centro turístico la Gran Piedra que es el primero que se construyó en la Revolución. Igualmente se hace el Museo de la Isabelica, declarado Patrimonio de la Humanidad, al igual que los restos de las plantaciones agroindustriales cafetaleras, que también contribuye a darle realce a la carretera, expresó Morales.

“Tiene un peso importante en esa zona además la Reserva Ecológica Siboney- Juticí, el Prado de las Esculturas y el lugar de donde se extrajo la piedra para hacer la tumba del Comandante en Jefe Fidel Castro”, puntualizó.

Todos estos elementos y hechos dan a la carretera de Siboney un amplio valor simbólico, arquitectónico, ambiental e histórico que la ubican en la majestuosidad de la Patria.