Pues sí, ese lugar es El Cobre, ubicado a 20 km de la ciudad de Santiago de Cuba. Yo, Llevo casi 20 años viviendo en este poblado, un valle resguardado no solo por la Caridad y las serranías de la Sierra Maestra, sino también por una rica historia, costumbres y tradiciones, que a pesar de mi juventud, puedo decir con certeza que hoy distinguen y definen a los cobrenses.
Lo primero que nos identifica en cualquier parte es el apego a nuestra religión, y comparto la idea de que ser cobrero es amar a Cachita. Aunque algunos han optado por no idolatrarla, en algún
momento de su vida fueron devotos de su imagen, porque es la virgencita la fuerza espiritual que nos acompaña en el día a día, es fuente de energía y el corazón de nuestra tierra. Y por supuesto cuando mencionas El Cobre en cualquier parte del mundo
rápidamente se ubican en el lugar sagrado dónde podemos encontrar la también Virgen Mambisa, que acompañó en la espiritualidad a los rebeldes que forjaron nuestra Patria.
Aparejado a esta historia también tenemos otros aspectos que destacar.
Ser cobrero es amar a tu barrio, a tus vecinos y convertirlos en tu propia familia. Cobreros somos los habitantes de un pueblo minero, humilde, trabajador, alegre y valiente, que se levantan con el propósito de luchar para seguir adelante, enfrentar las adversidades de la vida.
Un pueblo de una singular cultura, que aún conserva el legado de las tradiciones africanas y esa vibrante percepción artística de la poetisa
Luisa Pérez de Zambrana, cobrera además , que nuestra casa de cultura honra llevando su nombre y formando nuevos artistas en todas las disciplinas. Y revolucionarios, sí, honramos la memoria histórica de aquellos 17 honorables generales que aportamos al Ejército Mambí,
de esos que lucharon en la clandestinidad y formaron parte del Ejército Rebelde, que el 17 de diciembre de 1958 liberaron el poblado de la dictadura batistiana, valerosos hombres que acompañaron a nuestros principales líderes durante todo el proceso independentista cubano.
Ser cobrero es sentirse identificado con aquellos cimarrones que hicieron de nuestras lomas refugios, rebeldes, fuertes, perseverantes, y los que desde lo más alto del monumento que les rinde homenaje, sentimos esa fuerte conexión entre la obra, la antigua mina de cobre, el Santuario, las mágicas aguas del Lago Azul y el hermoso paisaje
montañoso que nos rodea, y al ver la magnificencia de nuestra comunidad sentimos mucho orgullo de pertenecer a esta. Pues sí preguntan que significa ser cobrense, les diré que es ser resilientes, revolucionarios y defensores de nuestra identidad.