Santiago de Cuba,

Para seguir batallando y aportando

14 April 2025 Escrito por  Roberto Peña Álvarez (Estudiante de Periodismo)

Desde 1970 Melasio Frómeta Hernández es trabajador, y en su vida laboral ha ganado medallas, distinciones, reconocimientos, y lo más importante, el respeto y cariño de sus compañeros. Así lo asegura este buen cubano que, como muchos otros, espera con ansias el Primero de Mayo para ir a la Plaza, llevar su bandera, y por qué no, tirar su pasillo; porque “el Día de los Trabajadores es un día de fiesta, de celebración”, asegura.

A su historia se acerca Sierra Maestra, para conocer la trayectoria de un obrero que ha entregado casi toda su vida a la noble tarea del sindicato.

¿Cómo inició su vida laboral y sindical ?
Cuando me gradúo de mecánico tornero, comienzo a trabajar en la antigua Empresa de Servicios de la Industria Alimenticia (Esia). Siendo obrero de esta entidad voy a prestar servicio a la cervecería Hatuey, por poco tiempo, porque comencé mi adiestramiento en la rama en que me había graduado.

Muy jovencito, primero pasé por la esfera de deporte, cultura y recreación en la Eisa, porque en ese tiempo practicaba deportes. Luego ocupé responsabilidades en varios niveles: Secretario General de sección sindical de mantenimiento de la empresa, y posteriormente, Secretario del Buró Sindical. En 1981 la Eisa es desintegrada, y es así como llego a la Fábrica de Helados Siboney, en la que llevo casi 30 años.

¿Cuánto ha aprendido de sus responsabilidades como líder sindical?
El sindicato es una noble tarea, aunque para algunos es ingrata. Lo primero que se aprende es a tratar a las personas. Cada trabajador es diferente, con sus propias características y carácter, incluso diferentes posiciones ideológicas, y se tiene que buscar la manera de que todos cumplan las tareas que les corresponden sin importar su modo de pensar. Y para eso hay que ser líder.

¿Qué ha sido lo más importante en estos años de trabajo?
Intentar siempre ir a la delantera. Cumplir con todo lo que me corresponde y hacerlo bien.
Lo primero es ser ejemplo. Tú no puedes convocar lo que no eres capaz de hacer. Eso es lo que te hace ganarte el prestigio en el colectivo laboral y sobre todo tener claro cuál es el papel del sindicato en el socialismo: somos la representación de los trabajadores y defendemos sus intereses legítimos.

¿Por su experiencia, cómo valora a los muchachos que van subiendo?
Las nuevas generaciones son siempre mejores que las anteriores. Muchos piensan lo contrario, pero cada generación se parece a su tiempo; y esta que va subiendo es la única que tiene en sus manos el futuro del país. Es a ellos a quienes les corresponde decidir el porvenir. La juventud tiene más frescura, tiene más visión de la realidad.

A los jóvenes que vienen entrando a la empresa, primero hay que formarlos laboralmente. El tránsito de ser estudiante a trabajador es grande y muchas veces no saben qué es el sindicato, independientemente de que lo hayan dado en historia.

Hay que formarlos en ese espíritu; afiliarlos a la organización obrera y demostrarles que su objetivo es mantener unidos a los trabajadores, prepararlos, y defender sus derechos.
Educarlos en cuanto a la disciplina en el centro de trabajo, motivarlos siempre; debemos enseñarles a obrar lo mejor posible, con honradez, sentido de pertenencia y responsabilidad.

Y la jubilación, ¿está cerca?
Sí he pensado en la jubilación. De inmediato no, pero algún día me tengo que jubilar. Y cuando sea el día quiero tener la seguridad de que hay una juventud formada. Que haya un relevo que mañana yo pueda decir: fue mejor que yo. Esa es mi aspiración”.

Orgulloso, Melasio comenta el haber obtenido a lo largo de todos estos años la distinción Pedro Marrero Aizpurúa, las medallas 55 y 60 aniversario de la CTC; Lázaro Peña de tercer grado; la condecoración Jesús Menéndez y la medalla por el medio siglo de servicio ininterrumpido al sector; en reconocimiento a quien, imberbe aún, conoció la noble tarea de la conducción proletaria, sin saber que el camino iniciado entonces, llegaría hasta hoy, cuando con 73 años sobre los hombros, sigue apostando por el trabajo coordinado y eficaz -a su entender, principal tarea del sindicato-, y “no terminará mientras tenga salud y fuerzas”.
“Quiero seguir batallando y aportando”, asegura.

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