La cita era con motivo del Balance Provincial de los Destacamentos Mirando al Mar, que se desarrolla cada año en alguna comunidad del litoral santiaguero, para discutir sobre los logros y proyecciones de estas estructuras, surgidas en los años 70, como resultado del trabajo unido de la organización de la familia cubana y el Minint, para combatir la introducción de drogas al territorio nacional, así como entradas o salidas ilegales del país, entre otras misiones.
Es así como, entre la montaña y el mar, en el mismo escenario de su quehacer diario, conocimos a Maricel Barrientos, una mujer de ´´anjá´´ (permítaseme el cubanismo), quien, con una locuacidad tremenda, accedió a contar su historia para los lectores de Sierra Maestra.
Le viene de la madre…
Maricel asegura que siempre ha sido miembro de los destacamentos Mirando al Mar. Recuerda que "desde niña ya integraba el destacamento infantil", y cuando creció, pasó a formar parte del de los adultos como si de un proceso natural en el crecimiento se tratase. Y así ha de entenderse cuando el ejemplo viene de la madre.
"Mi mamá era miembro de un destacamento por los años 80 -apela a la memoria Maricel-. También fue funcionaria de los CDR en el municipio", agrega.
La doble responsabilidad de la madre, sin dudas, lallevó a conocer sobre las misiones de quienes, voluntariamente, asumen la tarea de proteger las playas cubanas de los infractores que, paquetes de drogas mediante, atentan contra la seguridad ciudadana; y desde entonces, la acompañaba.
"En esa época hacíamos guardia desde El Crucerito, por la carretera de Baconao, km 9½, hasta el km 24 en Sigua, en una unidad que estaba donde se encuentra hoy el Hotel Costa Morena. Íbamos desde niñas aprendiendo y nos fuimos insertando en esto".
Del trabajo de hoy
A orillas de la playa, Maricel, debe sentirse como en casa. Eso he escuchado decir a otros costeños que aseguran que el mar les cala los huesos, y la sangre de tanto respirar el salitre, se les vuelve salada, en una clara metáfora que alude a su sentido de pertenencia sobre el lugar en el que viven.
"Hace 26 años soy miembro del destacamento Abel Santamaría, de la comunidad el Oasis, y desde hace catorce soy la jefa de ese destacamento".
"En ese tiempo nunca se ha dado ningún caso de recalo de drogas ni intento de entra o salida del país", comparte sobre su experiencia como líder.
No obstante, estas misiones, aunque quizás sean las de mayor riesgo, no son las únicas que cumplen estos hombres y mujeres, al respecto:
"Siempre mantenemos la vigilancia, tanto en la costa como en las profundidades. Nosotros hemos descartado personas que han intentado cometer hurto de ganado dentro del área que cubrimos, que va desde el río Juraguá hasta el antiguo hotel Bucanero".
¿Y si se da el caso…?
"Los compañeros del Minint y los que nos asesoran de las Tropas Guardafronteras nos capacitan sobre cómo hay que actuar en caso de descubrir una paca de marihuana o una salida ilegal. También sobre los tipos de drogas que existen, que realmente yo nunca he visto ninguna en mi vida, pero con videos y materiales, vamos aprendiendo y si se da el caso sabemos lo que hay que hacer".
En este punto, Maricel recuerda y comparte con este periodista el protocolo a seguir si se tiene conocimiento de una salida ilegal.
"Solos no podemos enfrentarlos. Por eso hacemos el recorrido en dúos: uno se queda preservando el lugar y el otro avisa a las autoridades".
En caso de encontrar drogas "no podemos tocar el paquete. Se preserva el lugar y se acude a los compañeros indicados para eso", aclara esta peluquera de profesión que lleva muchos años peinando el horizonte con la vista, atenta a cualquier embarcación que haya podido violar el límite de nuestras aguas jurisdiccionales.
Garantizando el relevo
Iniciada en el destacamento infantil, como ya contamos, Maricel conoce la importancia de promover en los más pequeños, el interés y los conocimientos necesarios para ser buenos vigilantes del litoral.
"La preparación que me dan los Guardacostas, yo se las doy a los muchachos. Busco una memoria y voy a frontera allí en Sigua y me graban videos educativos de las drogas y se los enseño. Les digo: vamos a sentarnos a ver esto. A ellos les encanta".
"Mucha gente me dice: Oye, Maricel, tú tenías que haber sido profesora. Pero es que me gusta enseñarles a los niños sobre todo esto, para que aprendan desde temprano".
Mi tropa
De su destacamento, integrado por 26 cederistas, Maricel, dice conocerlo todo...
"Tengo que interesarme por ellos. Saber dónde trabajan, si son jubilados, cuántos militantes del partido tengo, cuántos militantes de la juventud, qué problemas tienen. Puedo decir de memoria el nombre de cada uno. Esa es mi tropa, y son como familia".
Madre de dos y abuela de ocho, nuestra protagonista aclara no tener más motivación que "el cuidado de la Patria, la Revolución y el Socialismo" para hacer su trabajo, esa premisa, y la de saber bien la importancia que poseen las costas para la seguridad nacional cubana, son suficientes para seguir recorriendo su tramo del litoral. Y aunque nunca pensó en hacerse guardacostas de uniforme, asegura con orgullo, que ha estado toda la vida mirando al mar.