“Continúen por esta carretera hasta el final, y allí encontrarán unos grandes portones que dan acceso a la finca”, nos indicó un amable vecino de la comunidad. Con esas instrucciones en mente, emprendimos nuestro viaje con la esperanza de descubrir lo que nos aguardaba.
Víctor Manuel Montesino Rodríguez, el director de la finca genética El Alcázar, nos sorprendió al recibirnos de inmediato en su cálida oficina. Aunque sabía que íbamos de visita, no se había imaginado que fuéramos tan pronto ni que éramos tan jóvenes. Su expresión de sorpresa se mezcló con una cálida bienvenida, y en un instante nos hizo sentir como en casa, rodeados del ajetreo y la energía de la finca.
A sus 50 años, permanece tiempo completo aquí -alejado de su familia- y su conocimiento sobre el lugar son palpables en cada palabra que comparte. En las tardes -cuando dispone de algún tiempo libre-, se dedica a la superación personal, leyendo libros y manuales, uno de los cuales, El hombre que nos ilumina, siempre reposa en su escritorio. Con orgullo de padre nos contó que su hijo de 17 años, también llamado Víctor -conocido por todos como Vitico- estudia Veterinaria y se encarga de los paneles de abejas.
Oriundo del municipio de Songo La Maya, el Ingeniero Agrónomo, Técnico Veterinario, y también diputado al Parlamento Montesino Rodríguez comentó con orgullo que es hijo de campesinos, criado en el campo, que es un hombre de andar a caballo, de ordeñar vacas, y que eso fue desarrollado en él un amor por los animales.
Su vida laboral comenzó en el Complejo Agroindustrial Los Reynaldos, donde, tras el cierre del complejo, asumió diversas responsabilidades hasta convertirse en director general de la empresa agropecuaria -segundo polo de importancia en la tierra indómita-, por sus excelentes resultados de trabajo, un rol que lo llevó a aprender y adaptarse continuamente.
Ser diputado al Parlamento y director de esta empresa genética, representa un honor y un compromiso, porque tengo la misión sagrada de hacerlo todo y hacerlo bien, no me puedo equivocar, porque para representar a una provincia en un Parlamento, que es donde se toman las principales decisiones de un país, tengo que ser una persona intachable, correcta, que todo los días se esfuerce por obtener mejores resultados”, sentenció Víctor.
El legado de María Antonia Puyol Bravo “La Doña”
“Esta finca tiene una historia rica y fascinante”, comentó Víctor, con admiración y nostalgia. “La antigua propietaria, María Antonia Puyol Bravo, fue una mujer verdaderamente extraordinaria, amiga personal de nuestro querido Comandante en Jefe Fidel Castro. Su capacidad de convocatoria y acogida era notable; podía reunir a personas de diferentes procedencias y ámbitos sociales, creando un ambiente de respeto y fraternidad que trascendía cualquier tipo de prejuicios”.
María Antonia no solo dejó un legado emocional en la finca, sino que también sentó las bases para un proyecto que hoy se enfoca en la ciencia, la innovación y el desarrollo sostenible. La Finca Genética El Alcázar se ha convertido en un referente en la producción ganadera en Cuba, destacándose por su compromiso con la genética de alta calidad y prácticas sustentables.
Luego de su fallecimiento en el año 2018, por indicación del General de Ejército Raúl Castro, se buscó un cuadro en la provincia, que diera continuidad a la obra de María Antonia, y entre tantos cuadros de la agricultura en una provincia tan grande, Victor fue seleccionado, lo que representa un honor para él. “Si me preguntan cuál ha sido mi mayor reto como cuadro, digo con satisfacción y seguridad que ha sido El Alcázar”, afirmó con determinación.
Parte de las proteínas que se obtienen en la finca se destinan a hospitales de la provincia desde hace alrededor de tres años. Las misiones principales de la finca incluyen la producción, reproducción y preservación de cinco patrones genéticos: bovino, equino, porcino, cunícula y ovino. Recientemente, se ha comenzado a introducir el bufalino, que pronto se convertirá en el sexto patrón.
Una finca diversificada
Dentro del ganado bovino, cuenta con cinco razas, tres de ellas productoras de carne y dos de leche. El encargo estatal de estas especies genéticas es garantizar animales para la reproducción, y hoy cuentan con una masa genética clasificada entre las mejores del país. Además, están promoviendo toros para la inseminación artificial.
La finca se ha diversificado con el objetivo de convertirse en un lugar que produzca alimentación para el pueblo. Actualmente, tienen gallinas ponedoras, puercos de capa oscura, búfalos, avestruces, ovejas comerciales y gallinas de guinea. También están introduciendo la crianza caprina y cuentan con la mayor cantidad de ovinos pelibuey del país, que serán los primeros en ser exportados.
Montesino Rodríguez comentó que en el año 2023 la entidad, con un colectivo de 120 trabajadores -de ellos 9 mujeres-, obtuvo la condición de Vanguardia Nacional y el año anterior, además, tuvo el orgullo de haber sido la mejor expositora en la feria de Rancho Boyeros, mayor evento agropecuario de Cuba.
En El Alcázar, la ciencia no es solo una herramienta; es el corazón del proyecto. Aquí se trabaja incansablemente para lograr una empresa que no solo sea competitiva, sino también respetuosa con el medio ambiente. Las técnicas modernas de cría y manejo del ganado se implementan junto con prácticas tradicionales perfeccionadas a lo largo de los años.“Estamos comprometidos con la innovación”, explica Víctor. “Cada día buscamos nuevas formas de optimizar nuestros procesos y garantizar que nuestra producción sea sostenible a largo plazo. La ciencia es fundamental en este camino.” La finca cuenta con una estación de inseminación y mantiene vínculos con la Universidad de Granma y el CITMA para la transferencia de embriones.Recorrer El Alcázar es una fiesta para los sentidos. El paisaje cubano, salpicado de árboles y sembrados uniformes, se complementa con un ambiente de cooperación donde el trabajo rudo del campo parece no agobiar.
Innovaciones en la producción láctea
Anteriormente, no se producía leche en la finca, pero ahora se ordeña de manera mecanizada, utilizando dos razas productoras de leche. Se está introduciendo semen de mejor calidad para buscar hembras más productivas. Además, se ha encontrado en la bufala otra especie que produce leche, y se está introduciendo la cabra, con la intención de establecer una pequeña mini industria para este año. El objetivo es producir un queso de calidad extraordinaria a partir de una mezcla de leche de búfala y de cabra. A diferencia de la leche de vaca, la leche de búfala no contiene caroteno, lo que le confiere un color blanco puro. Además, tiene tres veces más materia grasa que la bovina, lo que la convierte en una opción saludable, ya que no altera los niveles de colesterol ni triglicéridos. Contiene el doble de proteínas y aporta entre un 30% y un 40% más de calorías. Actualmente, tienen un total de 80 hembras búfalas y aspiran a alcanzar las 200, lo que equivaldría a tres vaquerías bufalinas. Estas producen leche con el doble de sólidos que la vacuna. Además, han comenzado a producir yogur de búfala, totalmente natural, sin aditivos ni colorantes, que contiene más de 100 millones de bacterias lácticas, convirtiéndolo en un alimento probiótico de alto valor nutricional.
En términos de densidad de nutrientes, una ración de yogur de búfala está cercana al doble del de vaca.
Radileisis Ramírez Tasé, conocida como "la china", una joven de 26 años a cargo del proceso de elaboración del yogur nos relató que la leche se hierve, se enfría y se le añade una madre de yogur para cortarla, dejándola reposar durante cuatro horas antes de pasarla a mantenimiento y finalmente refrigerarla.
Un equipo comprometido y apasionado
El Alcázar no solo es un centro productivo, sino también un espacio para la formación y el aprendizaje. La finca recibe a estudiantes, investigadores y profesionales del sector agropecuario que vienen a aprender sobre las mejores prácticas en genética animal y sostenibilidad. Las visitas guiadas permiten a los visitantes conocer de cerca el trabajo que se realiza en la finca, desde el cuidado del ganado hasta las técnicas avanzadas de reproducción. Este intercambio de conocimientos es vital para el desarrollo del sector agropecuario en Cuba y para fomentar una cultura de respeto hacia el medio ambiente.
Entre los miembros del equipo destaca Mariana González Espinoza, la médico veterinaria principal de 24 años. Desde pequeña soñó con ser veterinaria y trabajar en El Alcázar, un sueño que ha cumplido. Su día a día es dinámico, pasando por todas las áreas de la finca, siempre preocupada por la salud y bienestar de los animales.
Evy García Serrano, un anciano de 87 años, se mantiene fuerte y con deseos de aportar y enseñar a las nuevas generaciones de veterinarios. Con 53 años de experiencia, nos mostró fotos junto a María Antonia y el General de Ejército, y compartió su orgullo por enseñar a los más nuevos, “el que quiera ser un buen veterinario lo es, todo depende del interés que tenga acada cual, lo fundamental es aprender y entender a los animales como uno entiende a los humanos, entender el lenguaje de ellos”,
Uno de los retos es establecer una mini industria cárnica para procesar las producciones que no se destinan al balance nacional. También busca refrescar la sangre de los caballos, ya que poseen uno de los mejores atos equinos de Cuba, con una raza equina que se destaca por su calidad.
Un ejemplo notable es una novilla de 24 meses que ya tiene un ternero de solo 3 meses, llamado Sansao, en honor al mejor toro bermejo del mundo entre 2015 y 2022. Este ternero ha sido reconocido por su increíble potencial.
La Finca Genética El Alcázar es un lugar donde se produce; un símbolo de lo que puede lograrse cuando se combinan pasión, ciencia e innovación. Bajo la dirección de Víctor Montesino, el legado de María Antonia Puyol Bravo continúa vivo, inspirando a nuevas generaciones a seguir trabajando por un futuro que cada día, con el aporte de todos, debe ser mejor.