No obstante, sus 80 trabajadores decidieron tomar las riendas del asunto, «porque la covid-19 había pasado, la dirección del país había aprobado medidas que dejaban atrás el centralismo, y contábamos con la fuerza laboral, la experiencia y el prestigio», rememoró Orlando Guerra Nápoles, administrador de la industria, ubicada en la ciudad de Palma Soriano.
POR ELLOS MISMOS
Cuando Granma llegó a la Fábrica se topó a Yolennis Sardiña, jefe del almacén, con la más grande de las sonrisas. «Es que ya tenemos las tres correas que necesitábamos para que funcionen las máquinas sobadora y galletera; sin estas se paraliza la producción, y eso no lo podemos permitir; la inactividad es cosa del pasado».
En La Palma se procesan dos líneas de galletas: la cooperada (salada) y las especiales (semisoda, saborizadas). «Nosotros logramos salvar esta industria luego de los azotes del huracán Sandy, en 2012, que nos dejó sin cubierta y la restauramos en tres días. Obtuvimos la Bandera Proeza Laboral en diciembre de ese año. Ahora hacemos tostones, bolas de yuca; harinas de maíz, yuca, boniato y calabaza; bolsos, vinagre, frituras y todo lo que podamos elaborar», destacó Luis Rodríguez Cisneros, Comercial de la unidad empresarial de base (UEB) de Alimsan en Palma Soriano.
Los trabajadores –de los que 38 son mujeres y con una fuerte presencia juvenil, que promedia los 28 años– reconocen el liderazgo de su administrador, quien explica: «Establecimos contactos con dos formas de gestión no estatal que nos proveen las materias primas: Barandela S.R.L y La Moneda, ambas de la Ciudad Héroe», refirió Guerra Nápoles.
La premisa fue explotar todas la potencialidades. «Aquí todos hacemos de todo: si hay que pelar yuca, pues lo hacemos; si hay que limpiar, es un trabajo colectivo; lo mismo con las ventas en las ferias, de no haber transporte por la Empresa, lo gestionamos nosotros», encomió Dailiema Isaac Veranes, auxiliar general, al tiempo que resaltó que su salario «aumentó de los 2 100 pesos hasta un promedio de 10 000 mensuales».
El mecánico Raúl Enamorado Moreno –enfocado en la operatividad de una planta cuyas máquinas datan de 1965, cuando se fundó–, no vaciló en decir que los quemadores y las lonas de transportación funcionan porque ellos las reparan, ingenian partes y piezas, «porque desde principios de los años 90 esa tarea recae sobre nosotros; aunque ahora percibimos mejor el fruto de nuestro empeño».
Uberlandy Torres Betancourt, un joven operario, reconoció que «todos estamos vinculados directamente a la producción, tal como dijo Dailiema, porque se gana según se trabaja. Yo he cobrado más de 15 000 pesos, y aunque la jornada sea de ocho horas, en honor a la verdad, quiero trabajar más».
Para Melanio Mesa, Víctor Richer y Abraham Carracero, todos con más de cuatro décadas en La Palma, persiste la añoranza de cuando un sobre de mil gramos costaba 2,40 pesos. «Luego aumentó a 12,50; a 18; y ahora está en los 800. Todavía somos de la preferencia de la población, pero el precio no es asequible a todos, y aún así vuelan en las ferias», dijo Abraham, el sobador de más experiencia de la fábrica, y al que todos conocen como Negro.
Las producciones se comercializan, fundamentalmente, en la provincia de Santiago y se realizan envíos a Moa, en Holguín. «Tanto Barandela como La Moneda tienen acceso a una parte de la producción, que expenden en los centros de los que son proveedoras. Como la capacidad instalada es de seis toneladas diarias y el aprovechamiento es óptimo, cumplimos con los planes, y el grupo electrógeno de emergencia suple los actuales déficits energéticos», confirmó el Administrador.
Hasta los hogares de menores sin amparo familiar, de ancianos, maternos y otros centros de la Salud y la Educación llegan las donaciones de esta fábrica emblemática de la Ciudad del Cauto.
RETOS
El camino y el tiempo transcurridos no han estado exentos de escollos. «Ha sido muy difícil, porque no podemos obviar que pertenecemos a una gran empresa que tiene muy deprimida sus producciones e infraestructuras. Esto implica que su salud financiera se parezca mucho a la que teníamos hace algo más de un año, lo que incide en nosotros, ya que todavía tenemos un grado considerable de dependencia», aseveró Orlando Guerra Nápoles.
En ese sentido, la aspiración es convertirse en una mipyme estatal, con el encargo social que siempre ha tenido. Se ha avanzado en la confección del proyecto, que será evaluado por el Consejo de la Administración Municipal y los órganos correspondientes.
De acuerdo con Guerra Nápoles, de aprobarse la propuesta, tendrán mayor autonomía y control sobre sus recursos humanos, materiales y financieros. En no pocas ocasiones, enfatizó, «hemos hecho gestiones y concertado contratos, y el destino de lo adquirido no ha sido solo para nosotros, porque ese nivel de decisión no lo tenemos».
La promulgación del Decreto Ley 46, de fecha 6 de agosto de 2021, que establece las bases para la constitución y funcionamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), propició que estos actores se insertasen en el panorama socieconómico cubano.
La aplicación consecuente de lo establecido permite que las entidades estatales o cualquier otra estructura organizativa sin personalidad jurídica, que cumplan el indicador establecido, puedan solicitar la transformación a mipyme, y se le confieren las facultades, incentivos y políticas que se establecen para esta figura jurídica.
De ese modo, reparte las utilidades que genera, define su nivel de actividad, crea las reservas voluntarias similares a las establecidas en la legislación, y decide sobre el destino de sus activos, sin descuidar, en este caso, su encargo estatal.
De manera que lo que La Palma hace demuestra la fiabilidad de lo concebido en el país para revitalizar su economía, que tiene, necesaria e impostergablemente, que convertirse en la regla y no en la excepción, particularmente en el sector estatal. Así lo definió el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: «Si no desarrollamos la empresa estatal socialista, no estamos construyendo el socialismo».