Los más experimentados, como los ingenieros Jesús Aguilar, director general de la CTE y Alexis Quintana, jefe de producción en funciones, ambos con más de 25 años de trabajo y vivencias de todo tipo aquí, eran conscientes del rigor técnico del proceso, que habían estrenado en la planta en otro octubre doloroso, tras el azote del huracán Sandy.
Doce años después, la caída del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), al mediodía del viernes 18 de octubre, les ponía de nuevo ante el desafío y toda la pericia y entrega de los especialistas y técnicos de Renté, de los consagrados y los noveles, se ponían en función de vencerlo.
En un arranque no programado en ninguna instrucción ni norma de operación como este, eran inevitables las complicaciones. El encendido de las calderas, relata Alexis Quintana, fue uno de los grandes problemas.
“Trabajamos con crudo nacional que necesita 150 grados para prender y teníamos solo 30; tuvimos que ingeniárnoslas para calentar el combustible, prender la caldera con un mechero como en los años ‘60 o ‘70”.
Conseguido el vapor necesario para generar, puntualizó el especialista, se iniciaba una tarea de precisión: ir colegiando paso a paso, en estrecha comunicación con el Despacho Provincial, y en dependencia de la carga servida ir incorporando equipos hasta conseguir los parámetros requeridos para la sincronización.
Todo aquel riguroso protocolo había sido cumplido en la tarde noche del lunes 21. La sala de control del Bloque 3 anunciaba que se habían conseguido los parámetros para sincronizar y aquella visión avivaba las miradas de rostros cansados y expectantes, entre los que se encontraban los de las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba, quienes durante la dura contingencia fueron asiduos en la Central.
La alegría empezaba a fluir desde ‘Renté’, mientras se iniciaban las manipulaciones eléctricas con el Despacho Eléctrico de Santiago y el Nacional, cuando una caída de frecuencia provocó de nuevo la desconexión total de la planta y llevó a cero el esfuerzo.
No bastó el puño cerrado y hasta alguna que otra palabrota para retratar las emociones del momento, cuentan que hubo lágrimas en los rostros de aquellos hombres y mujeres corajudos, comprometidos con su misión.
Sabían que aquel nuevo disparo del sistema acribillaba por tercera vez la esperanza de los más de 168 000 clientes santiagueros, ansiosos de que la CTE se convirtiera en el corazón del microsistema local y les aportara al menos unas horas de corriente, tras días de apagón total.
Fueron horas difíciles, repiten todos, pero el desánimo no pudo más que la voluntad.
Lidiar con tenacidad
Unas 15 horas después del colapso del SEN, la central santiaguera consiguió su primera sincronización y se mantuvo generando unos 40 MW hasta el amanecer del sábado en que un fallo tecnológico les impidió seguir.
En lo adelante, cada caída fue acicate para continuar intentándolo. Sabían que miles de personas afuera esperaban por el fluido para satisfacer sus necesidades y eso les llevaba a empezar todo de cero una y otra vez con más empeño.
Así fue hasta que a las 12:02 minutos de la madrugada del miércoles 23 de octubre consiguieron poner en línea el Bloque 6 y un rato después, a las 5:30 de la mañana, sincronizar la Unidad 3, las que hasta hoy se mantienen generando de manera estable, la 3 con 72 MW y la 6 con 50 MW.
“Lo hicimos y lo vamos a seguir haciendo, eso que no lo dude nadie. Nos queda la satisfacción de poder aportar a la generación del país y al bienestar del pueblo”, asegura con toda la autoridad que le dan sus 47 años de servicio en ‘Renté’, Ricardo Rodríguez Poll, jefe de turno general, quien define lo vivido como un momento de tensión extrema.
La generación en venas jóvenes
“Jamás nos rendimos, dimos lo mejor de nosotros en largas horas de trabajo continuo, no paramos, la unidad salía, entraba, pero seguíamos ahí, echando para adelante”. Así lo describe Marcos Barroso, operador de control de unidad de CTE, y jefe de brigada de 28 años, quien aún cuando su turno de trabajo había terminado, pidió permiso a la dirección para quedarse en la Planta.
“Estar lejos de la familia en esa situación y todo ese tiempo fue duro, refiere el muchacho, pero estaba convencido de que esta sería una vivencia única en los cinco años que llevo aquí y que mucho iba a contribuir a mi formación como ingeniero mecánico. Y así fue, por la vivencia de un proceso complejo, que no siempre se da y porque pude apreciar la preparación y responsabilidad de nuestros especialistas y dirigentes, aquí junto a los trabajadores, colegiando entre todos las decisiones y asegurando cada paso. Fue una experiencia contundente, pero muy enriquecedora”, reitera.
Leissiam Pérez Alonso, especialista en ensayos físicos, químicos y mecánicos de ‘Renté’, es otro de los noveles que durante todo el tiempo se mantuvo en el centro cumpliendo con sus funciones para el estricto control y monitoreo del ciclo agua- vapor, aún en esas difíciles condiciones.
Estuvo más de 82 horas en la Planta durante la contingencia y luego de la sincronización, este jueves, aún se mantenía allí, realizando las verificaciones que aseguren el mantenimiento en línea con eficiencia y confiabilidad de los bloques. En el propio centro fue el primero en extender su brazo para donar sangre, como una veintena de sus compañeros, para los damnificados de Guantánamo.
Es un apasionado de la Química, se forma como ingeniero en esa especialidad en la Universidad de Oriente y asegura que a donde vaya llevará las vivencias de estas horas de entrega en las que ha crecido como hombre y profesional.
Compromiso y sentido de pertenencia lleva al ingeniero Jesús Aguilar Hernández, director general de ‘Renté’, a aseverar que la respuesta de su colectivo es una muestra de los valores formados entre los trabajadores de la industria eléctrica, un gremio donde el sacrificio, la voluntad y la responsabilidad social pueden lograr cualquier proeza, a pesar de las carencias o las dificultades tecnológicas.
El restablecimiento del SEN y la dura porfía en ‘Renté’ en pos de la luz, “es el éxito de un país entero volcado a recuperar la energía y en nuestro caso es la confirmación de nuestra divisa de trabajo: sacar fortalezas de las debilidades e irle arriba a los problemas”.
Lo vivido, enfatiza el director general de ‘Renté’, también ilustra que la labor con los nuevos, que es aquí una prioridad, da frutos, no solo en la formación de profesionales competentes y responsables, sino de especialistas que llevan en venas la producción de energía.
De tales tintes está hecha esta historia, en la que luego de unas 80 horas de trabajo ininterrumpido, con el extra de experimentados y noveles, tras un oscuro arranque se hizo la luz en ‘Renté’, para orgullo de Santiago y Cuba toda.