Así en tal dimensión se distingue, Dulce María Rodríguez, quien, cual flor tierna y vigorosa, a sus 96 años, es digna de admiración por todo cuanto ha dado a la mayor organización de masas del país: los CDR.
Ella es paradigma de cederista, orgullo de los vecinos de 4ta esquina a H en el Reparto Sueño; una barriada donde perduran las huellas de su activismo ferviente, desde la fundación de los Comites de Defensa de la Revolución, aquel 28 de septiembre de 1960.
Según María del Carmen Díaz, jubilada de la prensa santiaguera y divulgadora de la Asociación de Canarios Leonor Pérez, a la que pertenece Dulce María, le consta la satisfacción y el orgullo que siente esta longeva por haber dedicado gran parte de su vida a la actividad cederista.
“En su casa se creó el tercer CDR del reparto Sueño, y permaneció en su dirección por 42 años; más de cuatro décadas entregadas por entero a la organización, con resultados destacados en las donaciones de sangre, guardias cederistas, trabajos voluntarios, recogidas de materias primas, movilizaciones al café, distribución de productos a los más necesitados y otras muchas tareas, que demandaba la Revolución”, afirmó esta vecina.
Al entrevistarla, Dulce recuerda, entre muchos momentos inolvidables, cuando su CDR No. 8 de la zona 113 Josué País, fue escogido para recibir a los cosmonautas Yuri Romanenko y Arnaldo Tamayo Méndez”.
Rememora su colaboración con la lucha del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, trasladando combustible y otros insumos, en un camión de su propiedad; vehículo que fue destrozado por un bombardeo de la aviación batistiana.
Sus dotes en el oficio de corte y costura, la puso al servicio de los rebeldes confeccionando hamacas y uniformes, especialmente uno para Fidel, pues le habían encargado hacer nuevos para sustituir los deteriorados, cuando los barbudos se encontraban a las puertas de Santiago, y ella cumplió la tarea con rapidez, recuerda con amor que envió uno de talla grande para el líder victorioso”..
Dulce María tuvo cuatro hijos, cuatro nietos y seis bisnietos, pero su familia se extiende a todos sus vecinos y compañeros de la Asociación de Canarios, quienes la respetan y admiran mucho; y aunque ya los años no le permiten mantener el mismo ritmo, siempre está presta a colaborar y se siente complacida de haber entregado sus fuerzas a los CDR y a la Revolución.
“Me satisface que ahora la presidencia del Comité está a cargo de mi yerno, José Ginarte, y participo en todo, en la medida de mis posibilidades, pero siempre mantendré mi compromiso con la grandiosa obra revolucionaria, hasta el último aliento”.