Me quedé sin palabras al ver tanta arrogancia. Pensé: este señor acaso cultiva la tierra o es otro más en la larga lista de revendedores que ganan mucho más que el que produce. Moví la cabeza con disgusto, entré a mi hogar y volví a escuchar la frase en mi mente: Cuba es para millonarios.
No soy experta en economía, pero sí conozco de la realidad porque la vivo jornada tras jornada, ¿qué tiene que ver lo de tener millones para poder comer si la escases es la que provoca que suban los precios? Y aunque algunos refieran que aquí ni con dinero se come bien, estoy en desacuerdo con esta afirmación.
Solo hay que caminar las calles y ver en las redes sociales cómo se vende lo que sea. En Santiago de Cuba hay de todo, si quieres una fruta la encuentras, viandas, carnes, mariscos, helados, refrescos, confituras, arroz… Lo que quieras aparece, ahhh los precios realmente son para millonarios.
Se sabe del porciento elevadísimo de la inflación y del esfuerzo que hace el Estado para darle por igual a todos. Aunque muchos sí tengan el dinero para enfrentarse a esos altos precios, la mayoría de los trabajadores estatales no pueden hacerlo.
Los precios suben y suben hora tras hora, al parecer no hay cómo controlarlos, bien difícil se ha hecho tratar de arreglar el problema y aunque el Gobierno adopta medidas, en las comunidades todo sigue igual, porque además no hay sostenibilidad.
Nuestra provincia está entre las destacadas en el trabajo de los campesinos; sin embargo, estos resultados aún no se perciben en los precios ni en los alimentos que llegan a la población.
Los que devengan un salario, una chequera de jubilación u otra vía de ingreso por Seguridad Social están casi obligados a depender solo de lo que llegue por la Libreta de abastecimiento. ¿Quién tiene para comprar un pan diario en 30, 40… o una libra de pollo, salchicha, huevo, un vegetal…?
El tema es complicado, las carencias imponen estos altos precios. Los tiempos demandan –y así lo ha explicado la máxima dirección del país, y se exige en la provincia- que se desarrollen y potencien los polos productivos, que las producciones sean estables y la comercialización tome los cauces adecuados, eliminando la larga lista de intermediarios y otras tantas deformaciones que atentan contra lo legislado y la estabilidad del mercado y sus precios.
Confiamos en que en un corto plazo esta realidad que hoy vivimos se trasforme, a partir del esfuerzo colectivo.