En más de una ocasión criticó las divisiones internas entre pueblos hermanos, lo que, indudablemente, los conducía a la vulnerabilidad, tanto en lo político como en lo económico.
Fue bajo ese prisma que escribió, el 3 de mayo de 1890, en Nueva York, un artículo titulado Congreso de Washington, publicado el siguiente 15 de junio en el diario argentino La Nación. En ese evento se discutía la aprobación de un proyecto que autorizaba el derecho de conquista de un pueblo sobre otro, bajo el amparo de “sentirse ofendido”.
Argentina, Bolivia, México, Colombia, Perú, Paraguay, Brasil, a favor de eliminar el derecho de un pueblo sobre otro. Y todos convenían en la firma del acuerdo. Pero Estados Unidos se negó a firmar el proyecto mediante el cual se eliminaba para siempre el derecho de conquista, Y ante la presión de los pueblos, propuso que la censura fuera por un término de 20 años.
En ese momento la unidad se impone. Martí enfatiza la forma en que los pueblos de América dijeron ¡Sí! al proyecto. Chile se abstuvo. Y un solo ¡No!, el del gobierno de los Estados Unidos. Sería este gobierno, a la larga, el mayor violador de este acuerdo de los pueblos de América.
Martí evaluaba así aquel evento: “Ya se van aleccionados y silenciosos, los delegados que vinieron de los pueblos de América a tratar, por el convite de Washington, sobre las cosas americanas. Ya vuelven a Centro América los de los cinco países, más centroamericanos de lo que vinieron, porque al venir se veían de soslayo unos a otros, y ahora se van juntos como si comprendieran que este modo de andar les va mejor”.
Y al final, como insistiendo en el valor de la unidad, expresa nuestro Héroe Nacional: “La conferencia vota. ¿Por qué era un pueblo de nuestra América, de nuestra familia de pueblos, el único que salió de la conferencia con la cabeza baja?.