Orlando Guevara Núñez
Cada 16 de abril, Día del Miliciano, los cubanos conmemoramos el Día del Miliciano y las heroicas páginas escritas por los hombres y mujeres que hicieron del uniforme verde azul un símbolo del patriotismo y la defensa del país.
Con esas palabras concluyó José Martí un patriótico discurso, el 17 de febrero de 1892, en Hardman Hall, Nueva York, ante emigrados cubanos, luego de un recorrido por Tampa y Cayo Hueso. Por eso, esta pieza oratoria pasó a la historia como La oración de Tampa y Cayo Hueso.
Cuando el 6 de marzo de 1958 quedó constituido el Tercer Frente Oriental “Dr. Mario Muñoz Monroy”, se cumplía un propósito expresado por el máximo jefe guerrillero, Fidel Castro, a su hermano Raúl, desde diciembre del año anterior, de - una vez consolidado el núcleo central de la Sierra Maestra- organizar nuevas columnas, entre éstas, una que operaría en la Sierra Cristal, otra en el este de la Sierra Maestra, más dos que irían hacia el centro y el occidente del país.
Hacia la patria profesó siempre nuestro Héroe Nacional el más puro de sus amores. Por ella vivió y murió. Y por eso sigue viviendo.
Se podrían llenar cientos de cuartillas con palabras por él dedicadas a ese amor, a la necesidad de forjar y defender la patria, y a ella dedicarlo y subordinarlo todo, como el mayor deber.
Hoy como homenaje a nuestro Martí, en el aniversario 125 de su caída en combate, seleccionamos algunos de estos pensamientos, con fuerza de presencia para el pueblo cubano y más allá.
El 24 de febrero de 1895 se inserta con luz inextinguible en la historia cubana del siglo XIX, con vigencia para los tiempos presentes y los que están por venir. Fue la demostración de que en Baraguá, el 15 de marzo de 1878, no se apagó la llama de la rebeldía, y de que, en lugar del cese de la lucha, El Zanjón fue solo una tregua para reiniciarla con mayores bríos y superiores proyecciones.
Este sentimiento latinoamericanista de José Martí está contenido en una carta por él escrita a su amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, firmada en Caracas, el 27 de julio de 1881.
En la misma epístola, el Héroe Nacional cubano expresa otras palabras muy conocidas por los cubanos y en disímiles latitudes: Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.