Asimismo, acuña los valores de ese sitio, la entrevista de Fidel, el 28 de diciembre de 1958, con el general Eulogio Cantillo, -una de las piezas claves del embajador norteamericano Earl T. Smith para frustrar el triunfo revolucionario- que en combinación con el tirano Batista, viola lo acordado, y está entre quienes pretenden instaurar un gobierno provisional.
Descubierta la traición, Fidel se entrevista en El Escandell con el Coronel Rego Rubido, jefe de la plaza militar, para definir los términos de la rendición de la ciudad. Es en estas circunstancias, cuando en la madrugada del 1 de enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista, huye y deja un gobierno fantasma.
El coronel Rego Rubido, que se encontraba en esos momentos al frente de la guarnición del Cuartel Moncada, en sustitución de Cantillo, -que estaba en La Habana al frente del intento golpista, en contubernio con la embajada americana-, decidió aceptar la propuesta de Fidel.
En esta reunión Rego Rubido se mostró dispuesto a entregar la ciudad, pero quería que su decisión estuviera apoyada por la oficialidad del Moncada. El Comandante Raúl Castro, se ofreció para acompañarlo, donde sus compañeros del Movimiento 26 de Julio habían sido asesinados.
En el propio despacho del jefe del regimiento y local en el que Raúl había sido interrogado en 1953, -madriguera del crimen y el terror-Raúl exhortó a la oficialidad a poner fin al derramamiento de sangre, a la lucha fratricida, y al concluir sus palabras, como para doblegar completamente a los que le escuchaban, arrancó de la pared los retratos de Batista y Tabernilla -jefe del ejército batistiano.
Los militares conmocionados levantaban sus armas y vitoreaban a la Revolución, así cayó el Cuartel Moncada, según se recoge en documentos de la época.
El operativo final de la estratégica Operación Santiago, destinada a derrotar a la tiranía batistiana en Oriente, estaba en camino. Fidel marcha hacia la indómita ciudad y por la noche, en medio de un júbilo extraordinario recorre, -cerca de 12 kilómetros- las lomas del Escandell, hasta el insigne Parque Céspedes de esta ciudad, donde se dirigió al pueblo santiaguero el 1ro de enero de 1959.
En medio de aplausos, desde los balcones del Ayuntamiento de Santiago de Cuba, se refirió a lo duro y largo que resultó el camino, pero que habían llegado.