Sierra Maestra conversó con la doctora Yofaidy Pérez Medina, responsable del Grupo provincial de Pediatría, quien propone a los lectores algunas claves para contribuir al desarrollo físico, emocional y psicológico en esos primeros 12 meses de vida.
Amamantar es amar
Esta es la primera clave: la lactancia materna exclusiva es el método ideal para alimentar al bebé desde su nacimiento hasta los seis meses y debe utilizarse de forma complementaria con otros alimentos hasta los dos años.
"Al amamantar, la madre provee a su hijo las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas, grasa, minerales, vitaminas y hormonas que necesita para su crecimiento. Además, contiene anticuerpos imprescindibles para protegerlo de enfermedades infecciosas; previene diarreas, estreñimiento, alergias, obesidad y caries, por solo citar alguno de sus beneficios”, detalló la pediatra, y agregó que la salud materna también se favorece, pues disminuye la probabilidad de padecer cáncer de mama y de ovario, y otras enfermedades crónicas no transmisibles.
"Amamantar crea un vínculo de afecto entre ella y su bebé", sentenció.
La crianza es compartida
La segunda clave está en la actitud de la familia hacia el cuidado de la madre y de su fruto. Aunque el término de crianza compartida se refiere a la coparentalidad, es decir a las relaciones que se establecen entre los padres (sean pareja o no) respecto a la crianza de los hijos, en la familia cubana el cuidado de los lactantes no siempre está exclusivamente a cargo de los progenitores, también intervienen las abuelas y otros parientes que conviven con el pequeño.
“El apoyo de la familia es indispensable para propiciar que el bebé reciba los cuidados requeridos para su desarrollo. Por tanto, la distribución de responsabilidades en el hogar debe favorecer aspectos tan importantes como la lactancia materna a libre demanda, un ambiente hogareño libre de violencias, y la colaboración de todos para lograr espacios seguros para el niño", apuntó la especialista.
Jugar
El juego es una valiosa herramienta de comunicación con el lactante, que va consolidando su desarrollo psicomotor. Por eso es la tercera clave que propone la pediatra.
"La familia debe aprovechar los momentos en que el niño esté despierto y relajado para jugar con él y hacer que mueva sus bracitos y piernecitas, ponerlo en el suelo para que se ponga más fuerte, cantarle, hablarle, sonreírle... y elogiarlo aun cuando no sepan hablar.
"Los juguetes deben ser de goma, sin protuberancias punzantes que puedan herirlo ni componentes pequeños que pueda llevarse a la boca... es fundamental que sean objetos fáciles de lavar porque hay que higienizarlos con frecuencia", recomendó Pérez Medina, quien remarcó la importancia de prevenir lesiones no intencionales.
Los accidentes son evitables
En lo que va de 2023 la mayoría de los fallecimientos en el primer año de vida en Santiago de Cuba, se relacionan con problemas en el cuidado de los pequeños en el hogar, algunos de los cuales fueron víctimas de sucesos prevenibles. De ahí que la cuarta clave para cuidar bien de un bebé sea protegerlo de los accidentes.
En este punto, la doctora enfatizó en la necesidad de no dormir con el lactante en la misma cama para que no sea asfixiado al quedar debajo del cuerpo del adulto.
Asimismo, recordó que no debe dejarse al pequeño en superficies elevadas como camas, mesas u otros muebles de donde pueda caerse; ni cocinar o manipular agua caliente con él en brazos. Recalcó que los lactantes nunca deben quedarse solos, pues hay que estar atentos para que no se pongan objetos pequeños en la boca y así evitar el atragantamiento.
"En esta etapa de la vida ellos necesitan muchos cuidados -valoró- y la familia debe aprender a prevenir las lesiones no intencionales.
"Resulta muy importante que el niño sienta el amor de los suyos, que se garantice a su alrededor el ambiente de apego y de protección indispensables para lograr un desarrollo adecuado en los primeros 365 días de vida."