Santiago de Cuba,

Un aliado que puede ser verdugo

08 March 2025 Escrito por 

Ese día lo recuerdo perfectamente estimado lector. Era la primera vez que tenía un accidente de moto. Pero más allá del terror y el susto del momento, se impregnó en mí la euforia colectiva que sacó sus celulares para grabar, a la expectativa de todo tipo de desgracias.

Por suerte no ocurrió nada de eso. Sobrevivimos sin lesiones. Pero los allí presentes quedaron con el vacío, el disgusto, la decepción de no llevarse nada más. Solo una persona se interesó por nuestro bienestar (el mío y el del conductor), un señor muy mayor.

Esta experiencia personal, que me ocurrió ya hace un tiempo atrás en la calle Aguilera, es quizás un reflejo de cómo impacta el uso de las tecnologías en nuestra sociedad y el Internet, produciendo fenómenos sociales muy complejos.

Nortes de una realidad

En la Universidad de Oriente, se inició un Proyecto a raíz del reconocimiento del efecto global de la tecnología, su reflejo en lo psicológico-individual y la vida social, con las particularidades de nuestro contexto.

La iniciativa ha agrupado y promueve investigaciones de pre y posgrado; desde la Psicología de la Educación y las prácticas preprofesionales, se reflejan tendencias como el ciberbullying (magnifica el acoso, la burla y la discriminación de todo tipo en los nuevos entornos digitales), en las enseñanzas Secundaria Básica y Preuniversitario.

Raida Dusu Contreras, jefa del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales, compartió con Sierra Maestra que existen cuatro áreas de interés para el Proyecto: el impacto psicológico (afectación de los procesos cognitivos, la personalidad, el desarrollo de la sexualidad en las diferentes etapas, desde la niñez hasta la adultez mayor...); la segunda, en el aprendizaje, ya que los entornos virtuales son de preferencia (con subtemas como la alfabetización y educación digital, el surgimiento de nuevas formaciones a nivel cognitivo relacionadas al aprendizaje y el pensamiento computacional; los cambios que sufre el papel del maestro, las relaciones de los sujetos implicados, al modificarse los modos de aprender, en lo docente y en el carácter didáctico).

“En este sentido, hoy el dominio de la tecnología es clave para tener éxito en lo académico. Una tercera área es la parte clínica y de la salud, con las alteraciones que pueda generar, pues un uso inadecuado conlleva a trastornos psicológicos (en el plano socioemocional, por irritabilidad, ansiedad, insomnio, adicciones, el aislamiento), o provocan accidentes por distracción.

“Un cuarto punto constituyen las consecuencias desde la psicología social (nuevas formas de interacción y comunicación con la transformación de sus teorías; de creación de identidades, de comunidades virtuales, de la concepción del sujeto psicológico en lo social, sobre todo en la actualidad que se habla de relaciones afectivas medidas por la tecnología)”, precisó la especialista.

De otros datos obtenidos en los estudios, y por etapas de vida, Giselle Vega Rodríguez, Coordinadora de la carrera, refirió que las investigaciones arrojan el impacto en edades preescolares y primaria, demostrando la necesidad del control parental:

“Los niños desarrollan un consumo que trasciende su nivel de comprensión, por su edad psicológica. El tiempo de exposición a las pantallas también interfiere en el desarrollo de la corteza prefrontal, que está relacionada a la regulación del comportamiento y el control de los impulsos.

“De ahí que cuando socializan, muestran dificultades para acatar reglas y normas en la vida real, ya que por lo general frente a una pantalla se satisfacen sus deseos sin resistencia, como parte de las dinámicas de interacción. Las habilidades sociales para compartir y ponerse en el lugar del otro se realentizan y retrasan.

“Otras investigaciones que hemos hecho en Secundaria y Preuniversitario han identificado el ciberbullying, con grupos que surgen en exclusiva con el propósito de divulgar información de otro estudiante. Videos que son de consumo personal, stickers que se organizan a partir de las fotos que otros publicaron..., dinámicas que han traído conflictos, intentos de suicidio en algunos adolescentes, al impactar en su autoestima.

“En este acercamiento pudo lograrse un primer nivel de concientización, ya que los adolescentes lo reconocieron como una práctica nociva normalizada, pues aunque sepan que atentan contra la integridad de otras personas, lo hacen.

“Otro elemento tiene que ver con la selección de contenido de influencers y youtubers, y su incidencia en el autoconcepto e imagen personal, reproduciendo el consumo cultural y tecnológico, ideologías, comportamientos, productos específicos...En la construcción de la identidad buscan la validación del grupo a través de las actividades que publican, sin pensar en su integridad personal, al mostrar constantemente los lugares donde están, qué hacen...

“Por otra parte, puede hablarse de un efecto en los procesos de desarrollo de pensamiento crítico, sobre todo en el aprendizaje por el uso de la inteligencia artificial. Por ejemplo, en los estudiantes universitarios durante su proceso de formación académico-profesional.

“Ya en la adultez, que debe existir madurez en la toma de decisiones o un desarrollo moral constituido; en que la ética está permeando ese consumo, hay un elemento que es el cómo se maneja la relación entre lo privado y lo social, sobre todo cuando se vulnera el derecho del otro. Sin contar con el autorizo de la persona y sin aportar valores.

“Socializar contenido que denigra la imagen del otro, sin una conciencia moral, de lo ético. El saber ser, convivir y desarrollarnos con los demás es difícil en canales digitales que normalizan y no estratifican el respeto que en la vida física se tiene, al tratar a alguien de una edad más avanzada, por ejemplo, o de normas de educación formal, en general”.

La especialista también acotó que en el adulto mayor el consumo de la tecnología y el Internet es una necesidad, pues algunos conviven solos o tienen familias distantes: “A ellos les es más difícil la alfabetización para comunicarse, pero es visto desde el impacto en lo socioemocional, como un aliado para socializar, ocuparse y promover un envejecimiento saludable”.

Muchas realidades en una realidad

Exponer la vida de las personas se ha convertido hoy en un valor noticia, que no tiene ni de noticia ni de Periodismo ni de ético ni de comunicación efectiva en tiempo de crisis, que es esta última quizás el mayor referente para los profesionales de la información, reto y exigencia, en atención a las necesidades y problemas de nuestra ciudadanía.

Estos resultados, nos convidan a reflexionar sobre muchas realidades en una realidad. Quizás acerca del tiempo de ocio en números no despreciables de personas, que dedican horas frente a las pantallas, sin fines de estudio o trabajo; incorporando un exceso de información no útil, improductiva o deformante.
Otro análisis sería -respaldado por la Carta Magna-, el de la Ley de Protección de Datos Personales que establece como contravenciones, lo que en el Código Penal aparece como figura delictiva, a aquello que afecte la imagen, la identidad de otra persona, cuando sin su consentimiento, se obtenga, facilite, reproduzca, divulgue, transmita o mantenga en su poder una grabación o reproducción de sonidos, fotos, videos, mensajes, datos o cualquier otro contenido de carácter personal o familiar. Ahora también reforzada con elementos particulares a través de una Ley de Comunicación Social.

¿Cuántas escenas de adolescentes saliendo de la escuela con sus uniformes, son grabadas cuando bailan géneros que sabemos sexualizan a la mujer, y en ocasiones denigran su imagen? O de la ocurrencia de un accidente, y otra desgracia personal o masiva, para que se viralice el material, sin consecuencias legales para los infractores. Sin pago de multas u otras sanciones más severas cuando se habla de implicar menores en las grabaciones.

¿Qué nos impide dejar caer todo el peso de la Ley sobre los inescrupulosos residentes en el país, quienes a veces hasta comentan el video en tiempo real? Aunque también se evidencia “una laguna en el ámbito regulatorio específico”.

Asimismo, si de sexualización se habla, en edades que ocupan y preocupan, también hay que actuar más enérgico sobre el sexo transaccional en el entorno digital. No solo ya se alude a la exposición de niños, adolescentes y jóvenes, de las consecuencias para su desarrollo individual (con temas como los del Sugar Daddy o Sugar Baby), de la protección que la familia debe establecer según el nuevo Código; de la edad del inicio de las relaciones sexuales, que se normalizan, pero que también compromete la capacidad de discernir la madurez sexual, biológica, psicológica y social por una adolescente.

La jefa del Departamento de Psicología habla de que este problema es el “más peligroso e invisibilizado. Se expande de una manera silenciosa”.

Milena Gutiérrez Martínez, Profesora Asistente del Departamento, señaló que “este tema es novedoso para nosotros, y constituye todo un reto actualizarlo desde las investigaciones. Ya lo he realizado con mis estudiantes mediante asignaturas, a través de talleres y tesis.

“Sin embargo, en los niveles de los sistemas educativo y de salud, aún queda mucho por hacer, sobre todo en lo que compete a las labores de prevención, promoción y educación sexual, que ya no debe ser el discurso tradicional como el uso del condón o el embarazo en la adolescencia, sino el incluir el tema de la sexualidad como expresión erótica y afectiva, mediada por la tecnología y el Internet (en relaciones a distancia o no).

“Hay que valorar las consecuencias tanto en lo comunitario, como en la parte clínica, psicológica y legal en todas las edades, incluidos los vínculos en la adultez. Sobre todo cuando hablamos de violencia sexual y sus manifestaciones, la pornografía…”

La tecnología se ha convertido, sobre este tema, en un mercado de estafa, para quienes se dedican a vender el morbo, incluso con perfiles y cuentas falsas, creadas con una voz del sexo opuesto y la foto de alguien más, o datos falsos que omiten edad, sin contar las intenciones. No siempre de forma privada, a veces compartido abiertamente en grupos públicos de redes sociales digitales, todo tipo de propuestas y ofertas.

Tampoco escapan todos estos fenómenos, a causas y consecuencias como la situación y segregación económica, o la necesidad de comunicarse con familiares migrantes. Sin embargo, la regulación de la familia y las instituciones que deben exigir el cumplimiento de las normas o ampliarlas, es imprescindible. El control parental en la adolescencia, implica el no aceptar que “este es mi WhatsApp y no me lo vas a revisar”, por respuesta. Sobre todo cuando de respeto se trata.

¿Quiénes le dan acceso a las tecnologías desde tempranas edades, y al Internet, en ocasiones sin vigilancia de lo que hacen, sin exigir responsabilidades en el hogar, como ayudar a mamá y papá, que inculca valores, compartir con otros niños o cuando aún no han hecho ni las tareas y ya están con videojuegos y el chat? Entonces, no nos engañemos.

La reflexión en la enseñanza y sus centros educativos es más compleja, y no siempre se debe ver como un verdugo. Es cierto que los chats de inteligencia artificial para hacer la tarea, acarrean la pérdida de capacidades cognitivas, las faltas de ortografía...

No obstante, en las investigaciones de la Universidad de Oriente, habían escuelas con un profesorado avejentado que no tenía dominio de la tecnología.

Cuando el adolescente está mejor preparado que los padres y los maestros, demanda que estos últimos se alfabeticen, pues la tecnología en la actualidad debe convertirse en un aliado para educar, enseñar, instruir...Con el uso de juegos interactivos hasta todo lo demás, y hoy este proceso aún avanza muy despacio en relación con la demanda.

En Cuba el impacto del uso de la tecnología y el Internet es un tema peliagudo, y la provincia presenta sus especificidades. Que en el ámbito jurídico, de las políticas públicas, locales y la familia tomen cartas en el asunto, potenciará lo positivo y prevendrá de males mayores, que desde el silencio hoy son visibles por nuestros investigadores.

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M.Sc. Milagros Alonso Pérez

Licenciada en Periodismo. Máster en Estudios de Lengua y Discursos. Graduada de los posgrados de Gestión, Redacción y Publicación de Artículos Científicos en Ciencias Sociales y Humanísticas y de Gestión de Redes Sociales. Profesora Instructora de la Universidad de Oriente. Periodista del Sierra Maestra.

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