El hecho revela la falta de coherencia y la manipulación en la política exterior estadounidense hacia Cuba, tal y como denunció el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en sus redes sociales.
Donald Trump da continuidad a una narrativa errónea, que plantea serias preguntas sobre la ética y la humanidad detrás de tales decisiones. Habló, en su toma de posesión, de sentido común, ¿lo tendrá en el caso cubano?
Tras el deshielo de la era Obama, la Mayor de las Antillas fue incluida en esta lista en 2020, justo antes de que Trump saliera de la Casa Blanca, tras concluir su periodo presidencial. Desde entonces, esa infundada inclusión ha sido más, un instrumento de presión, que un reflejo de la realidad sobre el comportamiento de la Isla.
La decisión de Biden de retirarnos, aunque tardía, representó un reconocimiento de que la política de aislamiento no tuvo los resultados esperados y que, en realidad, fue objeto del rechazo casi unánime de la Comunidad Internacional al acrecentar las carencias del pueblo cubano.
La revocación de esta decisión por Trump, en las primeras horas de su presidencia, es sin dudas un retroceso en términos de política exterior, y un reflejo de la falta de consideración por el bienestar de nuestra Patria. Por ende, la motivación se basa en intereses políticos internos y la necesidad de complacer a ciertos sectores, que por un análisis objetivo de la situación en Cuba.
La retórica incendiaria y la postura agresiva del magnate, como replicó Díaz-Canel, "son un recordatorio de que su objetivo es seguir fortaleciendo la cruel guerra económica contra Cuba".
Esta interferencia dilata el sufrimiento de todo un pueblo y también socava la posibilidad de un diálogo constructivo y de una relación basada en el respeto mutuo.
La revocación de la decisión de Biden tiene consecuencias directas. La reinclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo refuerza el bloqueo económico y las sanciones que ya están en vigor, limitando aún más el acceso a recursos esenciales, medicamentos y alimentos.
El hashtag #NoMásBloqueo resuena con fuerza, instando a un cambio en la narrativa hacia una relación más humana y respetuosa entre Estados Unidos y Cuba.
Sin embargo, "¡Aquí estamos y aquí estaremos!"