Frank País, fue uno de muchos, uno que afirmó que «el día que quede un solo cubano que crea en esta Revolución, ese cubano seré yo»; líder de la lucha clandestina vilmente asesinato junto a Raúl Pujol en la ciudad de Santiago de Cuba el 30 de julio de 1957, convirtiéndose, a decir del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, «en símbolo de toda la generación que se sacrificó».
El 26 de julio de 1959, el destacado revolucionario Pedro Miret Prieto, propuso al Consejo de Ministros que el día del asesinato de Frank y Raúl fuese adoptado como el de todos aquellos que sufrieron martirio por la causa que había derrotado al tirano.
En el valiente hijo de Santiago tuvo la Revolución a su «más valioso, el más útil, el más extraordinario», expresión fidelista que bien se complementa con la afirmación de Raúl que califica a aquellos que «penetran hondo y definitivamente en el corazón del pueblo». Esos héroes y mártires viven en el alma de la Patria que, agradecida, los contempla orgullosa.