Santiago de Cuba,
Luis Alberto Portuondo Ortega

Luis Alberto Portuondo Ortega

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Con el júbilo de aquel 27 de diciembre de 1958, cuando Fidel liberó a Palma Soriano y de facto la convirtió en la primera capital de la Revolución, el pueblo de la ciudad del Cauto recibió al Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la Republica, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien chequeó la marcha de actividades agroindustriales en el que calificó como un «municipio de los más importantes del oriente y que constituye para nosotros un honor estar aquí para impulsar tareas y solucionar problemas».

Julio Antonio Mella, el más pequeño de los municipios de Santiago de Cuba, exhibe los mejores resultados en la provincia, al cierre de
enero, a la hora de garantizar el abastecimiento de leche fresca a más del 60 % de los 2 733 niños que allí residen, y un total de 29 429 litros producidos, de los que 17 721 fueron entregados a la industria láctea.

La muerte por asfixia, en la noche de este miércoles, de tres estibadores del puerto “Guillermón Moncada”, fue lamentada por autoridades de la instalación y por la máxima dirección de la provincia.

Desde Cruce de los Baños, cabecera del municipio de Tercer Frente, y a nombre del cubano, se peregrinó este sábado hasta la Loma de la Esperanza -donde está el mausoleo a los héroes y mártires del frente guerrillero-, para rendir honores al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en el aniversario 97 de su nacimiento.

“Tras el riguroso y detallado proceso de entrega y recepción del principal cargo partidista en Santiago de Cuba, les asiste la responsabilidad de continuar con el sistema de trabajo y profundizar en la implementación de las ideas, conceptos y directrices del VIII Congreso del Partido”, indicó Humberto Camilo Hernández Suárez, jefe del Departamento de Política de Cuadros del Comité Central del Partido, en el acto que concluyó el traspaso de funciones de José Ramón Monteagudo Ruiz a Beatriz Johnson Urrutia.

La agroindustria azucarera, con varios siglos de tradición en la Mayor de las Antillas, fue, es y será motivación para quienes le dedican cuerpo y alma. Hay familias enteras que se han desenvuelto entre cañaverales, ingenios, trenes y, finalmente, el guarapo, la raspadura y el grano de azúcar.

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