Santiago de Cuba,

"Tenía clarísimo que yo lo que quería ser era actor"

19 July 2024 Escrito por 
De la autora

"Mi primer acercamiento a la profesión fue narrar en Holguín, y también en la radio donde a los siete años interpreté un personaje en una versión de Cumbres Borrascosas", cuenta Osvaldo Doimeadiós Aguilera, actor, humorista, docente y director escénico a quien está dedicado el VII Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969, en Santiago de Cuba.

"Después pasé tiempo como aficionado hasta mi exámen para el Instituto Superior de Arte (Isa), que casualmente fue en la sala Van Troi del Cabildo, donde presentamos ayer The Question.

"Tenía clarísimo que yo lo que quería ser era actor. De hecho me llevaron a hacer las pruebas de música, mi mamá se empeñaba en que estudiara eso, y todo fue maravilloso hasta que la profesora me preguntó: ¿pero te gusta la música?, y le contesté que no. Ella misma le dijo a mi mamá que me llevara a algo que tuviera que ver con la actuación o el teatro y la experiencia en la radio terminó de definirlo todo, fue el vehículo que me permitió afirmarme desde la infancia, anclarme en estos medios.

"Yo realicé la carrera entre el año 82 y el 87, donde empecé a hacer humor con algunos amigos, pero mucha gente comenzó a decir que parece mentira un actor con esta formación que se dedique a hacer humor, y en la vida me gusta llevar la contraria, si me dicen tienes que agarrar por aquí yo cojo por el otro lado, entonces seguí haciendo humor, un poco a contra pelo de muchas personas, de muchos criterios, y el humor me ha llevado a descubrir otros públicos, otras maneras de hacer que me ha servido para otros géneros, y para el propio aprendizaje como actor, como docente.

El humor une
"No concibo la vida sin humor, y esa manera de agusar los sentidos, la observación y comprender el mundo a partir del humor para mí es casi como vital. Me ha servido para vivir, para analizar lo que me rodea, también para alegrarme la vida y a los demás. Ha sido un vehículo de unión, porque cuando reímos las cosas graves momentáneamente desaparecen.

"La risa unifica criterios; aunque las personas tengan distintas ideologías, distintas religiones, distintas ideas políticas, hay un momento en que todos reímos por igual y se caen todas las cosas que nos separan".

A propósito del tema del Festival, ¿cuánta importancia le confiere a la experimentación como proceso creativo dentro de la enseñanza artística?

"Experimentar es vivir ¿No? Vivir una experiencia, entonces creo que es vital para el propio trabajo del actor o del conjunto. Creo que si nos convertimos en instrumentos repetidores, en instrumentos para representar determinadas ideas y no vamos a lo esencial, a lo que nos identifica, cada día a sobrepasar los límites naturales que la vida nos impone, el trabajo se anquilosa.

"La experimentación es una vía para oxigenar la creación y cuando eso sucede lo sientes en el colectivo, pero lo sientes también a nivel de público".

Nave Oficio de Isla
"Haciendo un poquito de historia, inicialmente yo no quería hacer un grupo de teatro por todas las complicaciones que eso trae. En el 2019 vemos el proyecto que terminó llamándose Oficio de Isla, pero que partió de una obra de Arturo Soto, quien me había pasado el texto un año antes, cuando estaba en el proceso de tesis de maestría del Isla y recuerdo que le comenté al director Heriberto García Abreu, quien es parte también de nuestro proyecto, que quería hacer este espectáculo.

"Soñaba que estuviera más abierto en el sentido espacial, que incluyera la arquitectura y se desarrollara en un espacio resignificado, con una carga histórica. Lo encontré en uno de los muelles de la avenida del puerto, en el muelle Juan Manuel Díaz, funcionaba en ese momento como almacén de medicamentos, pero que todavía ahí están los raíles del ferry que traía y llevaba mercancía a los Estados Unidos.

"El texto alude a la visita que hicieron 1273 maestros en el año 1900 a la universidad de Harvard en los Estados Unidos, entre ellos Regino Botty, ese viaje donde había maestros de todo el país suscitó hacia lo interno de Cuba criterios encontrados.

"Estábamos en un proceso del que no se habla mucho, la etapa entre 1898 y 1902, y en la historia esta obra sirvió para para hablar sobre el presente, también fue un performance, un espectáculo donde el público participaba, desfilaba. Era una mujer semidesnuda que casi estaba como casada con una mariposa debajo de un mosquitero y esa imagen, que después se convierte en la imagen de la república, con toda la música, toda la fiesta y Martí presidiendo todo eso.

"Fue una obra que tuvo mucho de instalaciones, lo visual para mí es muy importante, también eso hacía que el público participara por su propia ubicación del público confrontando a sí mismo, mirando lo que está haciendo el otro público y los actores, también cierran el diseño espacial, como si viéramos la bandera desde arriba. Ese espectáculo con casi cuarenta artistas sobre la escena dio la medida de que podíamos hacer algo más.

"Nos quedamos tan conectados que la pandemia propinó un golpe, justo el día que estábamos haciendo una función en el Brecht anunciaron en la televisión los primeros casos de Covid y unos días antes de fallecer Eusebio Leal, estando en el hospital, mandó a decir que ocuparamos el espacio.

"Ya el proyecto está cumpliendo los primeros cinco años y después pues han venido espectáculos como Luz, Blanco, La vida es vieja, Asesinato en la mansión Haversham, entre otros. El teatro a veces es un problema, por lo general ha generado el culto sobre el director, cuando estos emigran los grupos se han quedado sin la cabeza y lo que estamos tratando de hacer en la Nave es potenciar que los jóvenes puedan decidir y entonces haya un desarrollo dialéctico.

"Varios creadores jóvenes que están haciendo sus proyectos en esta plataforma que llamamos la Nave Bar, que es sobre todo para apoyar y desarrollar el trabajo de jóvenes directores o creadores, no solo en el teatro sino también en audiovisuales, proyectos de investigación, por ahí pasan los estudiantes de la Escuela Nacional de Arte para hacer sus prácticas, constantemente estamos impartiendo talleres, seminarios y no somos un gueto cerrado, sino que estamos abiertos a actores de distintos lugares.

Cuando se le pregunta a Doimeadiós qué es lo escencial para adentraste en este mundo afirma que es el rigor.
"Rigor en lo que se haga, el emplearse a fondo, si nos vamos a dedicar a esto hay que hay que leer mucho, hay que investigar, hay que estar bien conectado. Es un trabajo de mucha entrega y de mucho de sacrificio, no estamos inventando el agua tibia, es un proceso donde estamos montados sobre las ideas de otros de otros que nos precedieron, entonces creo que es importante estudiar y dedicarle todo el tiempo que uno pueda".

¿Cómo llega al festival Desconectado a 969?
"Por primera vez estoy en este evento, he tenido noticias en otras ediciones pero no había podido estar a pesar de que me invitaron el año anterior, pero por cuestiones de trabajo no pudo ser. Este año, por suerte se pudo completar y la posibilidad de confraternizar, de mostrar el trabajo que hacemos en nuestro proyecto con el de otros jóvenes y creadores de México, Argentina, que vean que el teatro está vivo, que hay un público, que hay deseos de hacer, que hay mucha gente trabajando en serio, creo que es lo más motivador".

Ha sido más visible, sobre todo en la televisión, su faceta humorística que la dramática, ¿cuál prefiere?
"A veces en el trabajo te clasifican y dicen fulano es para hacer esto. El actor lo tiene que hacer todo, incluso probarse en muchos medios y yo creo que pasar de un medio a otro y de un género a otro, hace que uno se vaya retroalimentando y al final todo sirve.

"Claro, el humor tiene cosas específicas, el drama tiene cosas muy específicas, pero yo creo que estamos hechos de muchas hebras, de muchos colores; identificarte como una sola cosa creo que es limitar el accionar de un actor.

"Los actores trabajamos con un instrumento que llevamos a todas partes, nuestro cuerpo y nuestra voz. Y como una guitarra puedes tocar flamenco, jazz o música tradicional cubana un actor puede usar las cuerdas que necesite pulsar, solo hay que entrenarlas.

"Ya no quisiera repetir lo mismo, no debemos acomodarnos a lo que ya sabemos que podemos hacer, o sea, de alguna manera yo me hubiera quedado toda la vida con Margot o Feliciano o cualquier otro personaje humorístico, ya con eso hubiera resuelto mi vida, pero yo creo que hay que asumir el riesgo de decir me voy a lanzar. Al principio puede ser un poco chocante para el público hasta que se adapta a que tú puedas hacer esto, lo otro, cualquier cosa.

"Creo que es responsabilidad en parte de nosotros mismos como actores, por supuesto, también tiene que haber una oferta de trabajo de algún director, pero es importante que uno sepa lo que quiere hacer y lo que no quiere hacer".

Proyectos actuales
"Estoy haciendo una película con Gerardo Chijona que se llama La Fiesta, empezamos a rodar hace dos semanas y me incorporo el lunes; terminando la película empiezo también con Jorge Perugorría, o sea que voy a estar en esos dos proyectos, uno casi detrás del otro porque, bueno esas cosas que pasan, que aprueban dos películas al mismo tiempo y estaba comprometido. Yo creo que es una posibilidad maravillosa poder participar en ambas".

Doimeadiós, con su personalidad seria y su vis cómica, seguirá contribuyendo a la formación de futuros actores, directores y guionistas, mientras hace reír y llorar a través de la pantalla o sobre las tablas.

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Daniela Verdecia Castillo

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