Por más de 60 años esta isla ha tenido que pagar un costo muy elevado a cambio de conservar su soberanía e independencia. Enfrentamos un duro, asfixiante y prolongado bloqueo, que pretende aislar a la nación, privándola de relaciones comerciales imprescindibles para su correcto desarrollo socioeconómico.
A pesar de los muros que se han intentado construir en el empeño de incomunicarnos totalmente, muchas son las naciones que muestran su afecto, solidaridad y apoyo a la sociedad y la Revolución cubana, enarbolando la bandera de la colaboración e integración de los pueblos y sus culturas.
Con un abrazo fraterno y la voluntad de fortalecer los lazos de amistad con esta hermosa tierra y su gente, llegaron representantes de varios países de la región, en el marco de la IX Asamblea de los Pueblos del Caribe (APC).
Interesantes temas en torno a la historia de resistencia y liberación de los países caribeños, la mezcla lingüística, racial y cultural que conforman nuestra identidad, así como los puntos de encuentro en las proyecciones socio-políticas actuales, han sido debatidos por estos días, en pos de aunar fuerzas y trazar estrategias de desarrollo a partir de la cooperación.
La unión entre movimientos pacifistas, líderes sindicales, intelectuales, estudiantes, representantes de la sociedad civil y otras organizaciones progresistas han permitido marcar pautas de convergencia de las luchas caribeñas en defensa de la paz, el desarrollo sustentable, la justicia social, la equidad y la promoción y defensa de la identidad.
Contundente han sido las muestras de rechazo y condena a la política injerencista y hostigadora que pretende mantener el gobierno de los Estados Unidos en relación con nuestro país. Quienes han intentado aislarnos solo se están alejando a sí mismos, el ejemplo del sistema cubano es hoy visto como paradigma, a partir del legado del eterno Comandante en Jefe Fidel Castro.
Nuestra firmeza y el desarrollo conquistados como resultado del trabajo duro y responsable, son el orgullo de una nación que brinda y recibe solidaridad, mostrando al mundo la hermandad caribeña, como prueba irrefutable de que Cuba jamás estará sola.