Las calles que convergen hasta la Avenida de los Desfiles se desbordaron, los trabajadores acompañados de la familia dijeron aquí estamos, jamás plegaremos nuestras banderas y como dice el lema de la efeméride continuaremos juntos creando por Cuba.
¿Iniciativas? Muchas, carteles con mensajes alegóricos a la fecha, otros denunciaban el bloqueo, fotos de nuestros dirigentes, banderas, multicolores dieron vida a la concentración.
A golpe de la contagiosa conga santiaguera, pasó por la ya historia Plaza de la Revolución ese mar de pueblo que ratificó que Cuba seguirá siendo libre.

Hubo de todo, muchos sindicatos se desdoblaron y sorprendieron con sus iniciativas entre los que están, el del Transporte con sus bici-taxi, cultura con sus muñecones y la banda de música. También, sorprendió el sindicato de la Salud, de Educación, entre otros.
Una vez más se puso de manifiesto que los cuerpos armados siempre están junto al pueblo protegiéndolo y garantizando la tranquilidad ciudadana, por lo que también estuvieron presente junto al relevo, los camilitos y los cadetes.

Pero, el desfile tuvo un cierre de lujo, la Policía Nacional Revolucionaria mostró su técnica, con la que salvaguardan las conquistas de este pueblo rebelde y hospitalario, fue un despliegue de belleza y marcialidad que impresionó a los presente.

Como colofón de la celebración los trabajadores de Servicios Comunales, participaron, con sus instrumentos de trabajo; ellos bajaron toda la Avenida de los Desfiles hasta la Plaza barriendo y recogiendo los desechos que generó la concentración, y en minutos quedaron como siempre, todas esas calles, limpias.

Entonces, qué van a decir ahora los apátridas, es iluso e imposible que se pueda obligar a más de 300 mil santiagueros a dejar la comodidad de su hogar y salir a las 4:00 de la madrugada para los puntos de concentración.

Y los niños no quisieron quedarse atrás, unos en hombros, otros en coche, y otros caminando, también dieron un sí por Cuba. Algunos padres manifestaron que no pudieron dejarlos, otros expresaron que desde temprana edad hay que inculcarles el amor a la Patria y coincidieron que esos pequeños sintieron y vivieron el jubileo de los trabajadores indómitos.

Como se dice en buen cubano, en la casa no quedó ni el perro...