Muchas veces han tratado de desacreditar estos desfiles y cada año, de manera contundente las principales plazas se llenan. Es cierto que los salarios no siempre alcanzan pero el trabajador cubano tiene derechos que en otras partes del mundo no.
La madre que trabaja, por ejemplo, tiene posibilidad de tener a su niño en un círculo infantil, al cuidado de educadoras, personal de salud que garantizan el cuidado y educación del pequeño en los cinco primeros años.
Puede además justificar sus ausencias si el niño enferma, lo mismo sucede con quienes son cuidadoras de hijos con algún problema de salud, a quienes se les paga un porciento de su salario.
Desde la aprobación del reciente Código de las Familias, también existen consideraciones con quienes cuidan a los ancianos del hogar. Y en cada centro existe un órgano de Justicia laboral, para reclamo de los trabajadores, si consideran que se ha sido arbitrario en alguna medida.
Es la sección sindical, de cada entidad, quien protege y reclama los derechos de los trabajadores, pero también quienes los convoca a aportar más desde sus puestos, a ser útil en su comunidad de alguna manera, a sentir orgullo por ese lugar donde trabaja que se convierte para muchos en una extensión del hogar.
Miles de hazañas escriben los trabajadores cubanos, que se sobreponen a las carencias en medio de las urgencias económicas, y dan lo mejor de sí con compromiso y responsabilidad.
Por eso, mantengamos los colores del primer día de mayo, y como una fiesta, salgamos a mostrar las banderas de su sindicato, como la muestra de todo lo logrado este año y del esfuerzo común por mantener los resultados.