¿Por qué ocurre esto en ese perímetro? ¿Siempre fue así?
Hay que hurgar en las épocas, para entender mejor la situación y comprender la preocupación que asalta a los vecinos, cada vez que se acerca la temporada lluviosa.
El río Yarto nace subterráneo por las inmediaciones de la antigua Beneficencia, en la parte alta sureste de la ciudad, y así baja rumbo a la bahía, cruza por Carretera del Morro, continúa casi paralelamente a Gasómetro, y bien atrás en el tiempo, emergía por Trocha, casi al llegar a Cristina, hoy Avenida Jesús Menéndez.
En la intersección de Trocha y Cristina, donde estaban la Ferretería Cristina, la cafetería Turquino (vendían café Turquino), una farmacia, y la cafetería Caracolillo (que vendía café Oso), en las primeras décadas del siglo XX colocaban unos tablones para que las personas cruzaran por encima del curso fluvial.
El río en cuestión, en algunos tramos de su cauce fue entubado. Y siempre sirvió como desagüe de albañales y corrientes pluviales, de una parte importante de la ciudad.
A partir de Trocha y Cristina, el Yarto continuaba superficialmente, como un enorme zanjón, hasta salir a la bahía.
Años después, y aunque los escurrimientos desde las lomas de Las Coloradas, por el entorno de Versalles, salían al mar por drenes ubicados cerca del Patica Club, el patio de la planta eléctrica (la “Héctor Pavón”) y áreas de la entonces Marina de Guerra, parte del agua de esa zona de la urbe, también iba a dar al Yarto, incrementando su caudal.
En resumen, por ahí “baja de todo” hacia la bahía y en los años 50 del siglo pasado, luego de cualquier aguacero, una “dotación” de niños y personas mayores, con varas (jamos) de cestas de alambre en la punta, se situaba en ambas orillas del Zanjón, para “capturar el botín” que iba flotando, aunque en verdad, los muchachos centraban su atención solo en las pelotas.
Después se entubó aún más el Zanjón y se hizo una calle, desde Trocha y Cristina hasta Los Tejadas con una rotonda que la gente llamaba “la raspadura” y marcaba el final o el inicio de la Avenida 24 de Febrero. En esa cuadra, en carnavales de la ya etapa revolucionaria, se construía el popular quiosco Latinoamericano, atendido por el Ministerio del Interior. Pero desde Los Tejadas hasta la bahía, permanecía abierto el Zanjón a modo de “brazo de mar”, en el que los pescadores amarraban sus chalanas de remo o pequeñas embarcaciones de motor.
Aquí la realidad hoy: la basura, sedimentos, mangle… fortalecen y agrandan el “tranque”, obstruyendo la salida del río
PARA EVITAR LAS INUNDACIONES
¿Cómo se atenuaban el desbordamiento del Zanjón y la inundación que este provocaba en calles y casas, al llegar la lluvia intensa o los ciclones? De una sola manera: dragando toda el área: la zanja, “la boca” y el tramo de fondo marino que llega hasta el borde del canal de navegación, por donde transitan los buques rumbo a la dársena o desde esta cuando van a salir de la rada.
¿QUIÉN DRAGABA Y CÓMO LO HACÍA?
Santiago López Díaz, o mejor: Chaguito, era un hombre blanco, siempre bien vestido y de andar pausado. Era una personalidad en el barrio. Vivía en Los Tejadas, frente a las “casitas de los marineros” aledañas al hoy Hospital Militar que en ese momento era una edificación en construcción, con el proyecto de ser el Hospital Naval de Oriente, similar al de la Base Naval de Guantánamo. Cuando triunfó la Revolución no estaba terminado. Ese conjunto de instalaciones era la Marina de Guerra y las 15 viviendas, iguales y en fila, acogían a miembros de ese cuerpo armado.
Chaguito era maestro de obra y dueño de una draga flotante, que heredó de su padre, y un gánguil… una patana con un fondo que se abre mediante puertas abatibles, para depositar en el mar, el material extraído del lecho marino.
El Ministerio de Obras Públicas contrataba a Chaguito, cuando se necesitaba dragar el Zanjón; los drenes que vertían a la bahía, o el canal de la bahía.
Antiguos trabajadores de Navegación Caribe recordaban cómo López Díaz y su equipo intervenían en la sección final del río: Con sus dos embarcaciones, entraba al Zanjón, dragaba, llenaba la patana, y en un sitio determinado vertía el material hacia las profundidades. La operación la repetía hasta dejar “limpia” el área.
También, y muy importante, dragaba “la boca” (salida al mar) y desbrozaba el fondo. Esa labor la realizaba antes de llegar las lluvias y la repetía tan pronto caía el primer aguacero, para limpiar lo que venía junto con la avenida.
Años después, también en la etapa revolucionaria, desde Los Tejadas hasta el mar (Los Cangrejitos), el zanjón fue tapado con una sucesión de piezas de hormigón muy gruesas y pesadas, y cuando una vez se limpió, se levantaron las piezas y “desde tierra” se limpió.
Pero pasado un tiempo sin dragar, llovió fuerte y para que se tenga una idea de lo que ocurre si está obstruido “el camino”, la fuerza del agua levantó los pesados elementos de concreto y los apartó como si fueran de cartón.
Debajo de estas luminarias y jardineras se supone que deba correr libre el río Yarto, hacia la bahía
¿QUÉ HA PASADO?
Algunos vecinos ni recuerdan la última vez que fue dragado el Zanjón por lo que infieren que “eso allá abajo debe estar ´a full´ de cosas y fango”.
Y es una lástima, porque encima de las piezas se ha hecho un trabajo hermoso de embellecimiento del lugar que extendió la “24 de Febrero” (Trocha), con luminarias y grandes jardineras, ornato que tanto agradece la comunidad.
La vista actual, absolutamente en nada recuerda aquel “Cangrejitos” que en la etapa pre revolucionaria hasta llamaban Los Fanguitos.
Ahora bien, nadie puede engañarse. Al no ser dragados ni el zanjón ni la “boca” ni el “camino” en el fondo del mar, se ha ido acumulando el sedimento y en la salida se ha formado una “pared” de material de tal magnitud, que hasta el mangle ha crecido por donde debe correr el agua y es una muestra visual de la extraordinaria acumulación de cieno y basura, devenidos tranque perfecto que recuerda la cortina de una represa. Por ahí no saldrá nada.
Entonces, están creadas las condiciones para lo que probablemente ocurrirá cuando llueva en condición: la avenida del Yarto chocará con esa “pared” y retrocederá, inexorablemente levantará y echará a un lado las “tapas” del Zanjón, e inundará calles y casas en Los Tejadas, Los Cangrejitos…
UNA CUENTA SENCILLA
Ahora, antes del período lluvioso, hay que levantar las tapas del Zanjón y dragarlo y limpiarlo a todo su largo; hay que desobstruir la “boca” y la línea por el fondo del mar; hay que esperar los primeros aguaceros y volver a dragar, entonces colocar nuevamente las tapas y adornos y se estará en mejores condiciones para atenuar el impacto de las avenidas, y quizás hasta se evitarán inundaciones. Pero si estas de todas maneras ocurren, serán muchísimo menos cruentas.
La otra realidad es que si somos “sorprendidos” por las aguas es porque este llamado de atención no surtió efecto alguno.