Para los santiagueros es un privilegio que aquí esté Mangos de Baraguá y que desde allí el Comandante en Jefe haya predicho, el 19 de febrero del 2000, que “el futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá” y, en consonancia, más de 8 millones de cubanos firmamos el Juramento.
Fidel dijo en aquel momento que “los pretextos para un conflicto armado entre Estados Unidos y Cuba es lo que más desean los traidores anexionistas. Esa superpotencia solo es poderosa en el campo de las armas. En el de las ideas es huérfana y está indefensa. Con inteligencia y con ideas lograremos nuestros objetivos”. Acertadísimo fue “el Jefe”, y sus preclaras ideas hoy tienen vigencia.
Como en el estreno del siglo XXI, retomamos la idea fidelista de que “tenemos derecho a la paz, al respeto de nuestra soberanía y nuestros intereses más sagrados. Cuarenta años de infamia no han podido doblegar nuestra voluntad de lucha. No nos hemos cansado ni nos cansaremos”.