Si bien es cierto que vivimos tiempos complejos, en que la situación del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) afecta nuestras labores cotidianas, las dificultades no deben convertirse en excusas perennes para paralizar la sociedad, el trabajo, los servicios...
¿Sucede que con la informatización -necesaria para dinamizar operaciones, trámites y la propia dinámica socioeconómica-, muchos servicios se han insertado, e incluso de manera exclusiva, en los canales electrónicos.
La bancarización ha sido una medida atinada que, en su esencia, nunca ha prescindido de los métodos tradicionales. No obstante, la práctica ha dictado que por la falta de fluido se interrumpe la jornada laboral sin optar por otros métodos, que antes de las tecnologías eran comunes y hoy resultan obsoletos y molestos. Resulta más fácil -y muy perjudicial para el pueblo y la economía- dar la negativa respuesta: no hay corriente, no se puede trabajar.
Corresponde a las entidades buscar las alternativas para que, en medio de la deficitaria situación que presenta el SEN, sus prestaciones no se detengan. Hacerlo en los horarios que el fluido lo permita, o volver a los métodos tradicionales que eran las rutinas productivas que siempre existieron.
En millones deben ser las pérdidas diarias por dicho concepto, las molestias a la población todavía más irritantes y causa de numerosas quejas y estados de opinión negativos.
Lo que siempre funcionó no debe ser obviado y mucho menos olvidado en las condiciones actuales de Cuba, lo que jamás implicará renunciar al desarrollo de la sociedad en los avances tecnológicos y el comercio electrónico.
La permanente enseñanza de Fidel de que sí se puede -tan refrendada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz-, da la medida de lo que hemos podido hacer y haremos por el bien común y, como en los momentos más crudos del Periodo Especial: avanzar, vencer y permanecer.
Cuando se vaya la luz, tenemos que hacer llegar la de las soluciones, la empatía, la condescendencia y el servicio a cada ciudadano con la calidad que merece.