La Muy Noble y Muy Leal fue la capital de Oriente durante cuatro siglos y eso la hace, de alguna manera, la "madre" de esta región. Con Guantánamo siempre existieron elementos divergentes, pero sobre todo, unificadores.
Miles de santiagueros nos encontramos en el extremo oriental de la Isla apoyando las labores de recuperación; el movimiento solidario ha sido amplio y abarcador. Toneladas de recursos vitales han sido entregadas a las comunidades afectadas, nuestras brigadas de linieros y especialistas en redes y sistemas eléctricos están trabajando incesantemente en San Antonio del Sur e Imías.
La respuesta ha sido inmediata por parte de los campesinos, muchos están aquí "limpiando montes" y entregando alimentos. Las donaciones de sangre fueron significativas, Beatriz Johnson Urrutia, Primera Secretaria del Comité Provincial del Partido ya había declarado que "por Guantánamo, hasta nuestra sangre", y el pueblo santiaguero respondió como siempre y la certeza fidelista de la victoria.
Desde el puerto Guillermón Moncada se distribuyen donativos y los recursos de la canasta familiar normada, en el aeropuerto internacional Antonio Maceo se reciben los múltiples envíos de naciones hermanas e inmediatamente se engrana una operación de descarga y carga para transportarlos hasta la tierra del Guaso.
Del sector de la cultura también se destaca la colaboración, porque el aliento espiritual es imprescindible. Nuestras instituciones de Salud están a disposición de los pacientes de aquellos lares; las escuelas regionales y la Universidad de Oriente -en las que cursan estudios cientos de guantanameros-, están enfocadas en asistirles sin descanso.
Si bien el ciclón Oscar, que vino del este, devastó a su paso por Baracoa, Maisí, Imias y San Antonio del Sur, el otro huracán de solidaridad llegado desde el oeste está, poco a poco, sanando heridas, recomponiendo la cotidianidad y, nuevamente, abriendo puertas a la esperanza.