Oscar, a su paso por por territorio guantanamero, dejó serias afectaciones para la vida y los recursos de sus habitantes, sobre todo en Baracoa, Imías y San Antonio del Sur. La pérdida de un familiar no tiene comparación.
El ver la casa propia reducida por las lluvias, vientos e inundaciones, deja en un estado inconsciente de impotencia y penuria. La escena de cientas de cosechas desaparecidas, de lugares conocidos, donde se construyeron recuerdos, ahora simplificados a la nada: toca el alma.
Estas realidades llegaron a cada fibra de los santiagueros, quienes a pesar de la situación electroenergética nacional acaecida y de sus propios problemas, no solo colaboran con recursos y donaciones materiales, sino también salvando a través de su propia sangre, literalmente.
En este sentido, en la semana se organizaron movilizaciones altruistas de donaciones voluntarias en los municipios de Palma Soriano, Songo-La Maya, San Luis, Contramaestre -que preparó un primer envío de su reserva-, y la ciudad cabecera, donde acudieron cientos de personas.
La M.Sc. Bertha Cuevas Ramos, Directora del Banco de Sangre Provincial en Santiago de Cuba, precisó a Sierra Maestra que de manera habitual “la provincia tiene un plan de alrededor de 3 mil donaciones mensuales, y 38 mil en el año. En octubre se cumple en más del 82 %”.
Reiteró la importancia del apoyo de las organizaciones políticas, de masas, sindicales y estudiantiles en esta noble tarea.
Desde las primeras horas de la mañana, en el 'Banco' estaban los universitarios de Ciencias Médicas, futuros Doctores, honrando su profesión. Junto a las nuevas generaciones y con los que por vez primera donaban, se ubicaron quienes acumulan una tradición en este gesto.
A sus 55 años, cada tres meses y medio, desde 1989, Luis Enrique Galván Antomachín, “da su granito de arena, su aporte a la Patria”.
Por otra parte, Rafael Jústiz Fortuna, donante desde el año 1984, personifica la ayuda y visualiza a sus destinatarios; eso lo hace sentirse extremadamente orgulloso: “esto es para niños con cáncer, mujeres, ancianos, hombres, para mis hermanos, para todos los cubanos”.
La juventud está salvada
Desde la sede Mella de la Universidad de Oriente, un grupo de alumnos hicieron historia, de esas que quizás no se cuenten en las páginas de los libros, pero sí dejan una huella imborrable para sus protagonistas, y quizás en el imaginario de a quienes salvan, así sea como héroes anónimos, sin rostro.
Yamaili Almenarez González, presidenta de la Feu en el Alma Mater Oriental, quien estudia Periodismo, también caminaba al lado de los donantes de diferentes carreras, como una voluntaria más.
A ella la conozco en lo personal antes de ser una excelente líder, como mi alumna, y en lo más cercano, lo humanamente posible, cuando se ofreció a darle de su sangre -O negativo- a mi abuela, quien estaba en gravedad. Esto sin que nadie la convocase o se lo pidiese, sino así como ahora, por espontánea naturaleza de su ser, como la esencia de nuestra juventud santiaguera, cubana:
“Organizamos todo de conjunto con las residencias estudiantiles, donde también llevamos nuestro apoyo desde el viernes, por la complejidad de la situación.
“Al llamado acudieron varios dese la sensibilidad, ya que los guantanameros necesitan esa sangre, para poder vivir algunos.
“Por otra parte, contamos con la Guerrilla 13 de Marzo, de nuestra organización, que partirá hacia Guantánamo para ayudar en lo que sea necesario, labores de higienización, recogida de escombros, apoyar a quienes se quedaron sin hogar... Ya son 30 estudiantes de la UO quienes forman parte de esa brigada”.
Cristian Ángel Borges López, del 1er año de la carrera de Contabilidad y Finanzas, quien vivió la experiencia de donar por vez primera, expresó que era la manera de “dar su fuerza a quienes la han perdido en esta situación de desastre natural”.
Daniel Reyna Parga, profesor de Derecho y Secretario de la UJC destacó que constituye un “gesto que trasciende lo material; es dar parte de uno mismo a los demás. En momentos difíciles, una gota de sangre deviene en el mayor gesto de amor en estos tiempos. No tiene que ver con creencias ni ideologías, es darle a otro lo que más necesita para salvar su vida”.
Siempre lo reitero, y con cada prueba me convenzo más de que hay glorias, honores y gratificaciones que sin importar un Oscar o la complejidad del contexto, debemos salvaguardar celosamente: nuestro amor por el prójimo, la solidaridad, la humanidad.