Este 11 de septiembre en el contexto del decimoquinto aniversario de su desaparición física, los santiagueros en representación del pueblo de Cuba, rendimos merecido tributo a este legendario combatiente.
Nacido en el seno de una familia humilde el 17 de febrero de 1927 en La Habana, Almeida sufrió en carne propia la depauperación del régimen capitalista, viéndose obligado a realizar cualquier trabajo por duro que fuera, con tan solo 11 años, para ayudar a su numerosa familia.
Sus convicciones político-revolucionarias despertaron desde muy joven, convirtiéndose en uno de los protagonistas principales de nuestra Historia de la última etapa de la guerra.
Apenas conoció a Fidel, comienza entre ellos una estrecha y profunda amistad, coincidiendo desde los primeros momentos en las concepciones ideológicas. Se integra al glorioso contingente de la generación del Centenario, participando junto a Fidel en las acciones del 26 de julio de 1953.
Tras el fracaso militar del asalto, sufre prisión en Isla de Pinos donde continúa, junto a sus compañeros, conspirando contra la dictadura de Batista. Más tarde vino el exilio en México, siendo uno de los 82 expedicionarios del yate Granma.
El intrépido combatiente Juan Almeida fue protagonista de numerosos combates, tales como, La Plata, Uvero, Arroyo del Infierno, Altos de Espinosa, en los que tuvo responsabilidades al mando de grupos de hombres.
Por sus ideas, lealtad e inteligencia cumple misiones importantes, siendo ascendido a Comandante y designado para fundar el Tercer Frente Oriental “Mario Muñoz Monroy”.
Una de sus virtudes más excepcionales fue la lealtad a Fidel y a Raúl. Almeida consagró toda su vida a la Revolución, cumplió las obligaciones con honradez y sacrificio, con el orgullo del deber cumplido.
Al triunfo de la Revolución ocupa diversas responsabilidades en las FAR, el Partido y el Estado y fue presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana hasta su desaparición física.
Merecedor de múltiples condecoraciones, sobresalen la de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de Primer Grado. Su estirpe de combatiente y hombre de acción fue mucho más allá del combate, expresada en la creación de una fecunda obra histórica que dejó como legado a las nuevas generaciones, así como la composición de más de 300 obras musicales, al tiempo que se consagró en la defensa por la protección y conservación del patrimonio histórico.
Fue un dirigente enamorado de su trabajo y de las ideas que defendía. Laboraba con amor, inculcó una cultura en la eficiencia del trabajo. Siempre tuvo presente aquella reflexión que hiciera en ocasión de su nombramiento como capitán en el Granma y cito:
“Pienso en la nueva responsabilidad que me ha sido asignada de conducir y cuidar, pero sin sobreprotección, a estos hombres que dirigiré y cuidaré directamente, y a todos en general, guiarlos a la victoria. Hay que ser duros, corregir defectos y reconocer virtudes; ser amigo y jefe, soldado y capitán, respetar y ser respetado. No pedir lo que no sea capaz de hacer, exigir lo que para mí también resulta un sacrificio. Hacer justas valoraciones, ser equitativo y actuar con justicia. Todo esto implica mayor dedicación. Hay que ser el primero en levantarse y el último en acostarse. Cumpliré mis obligaciones con honradez y sacrificio” Fin de la cita.
Almeida no fue solo un gran dirigente y cuadro político, sino también un hombre de honor, de insaciable curiosidad por la cultura, de amplísima visión humanista y de estrecho vínculo con el pueblo.
En una ocasión, al referirse al papel de las nuevas generaciones expresó: “A quienes tienen el deber de dar continuidad a nuestro proceso les recuerdo, como eterno combatiente, un pensamiento de Maceo: Quiero tener la gloria de haber contribuido al bien e independencia de Cuba, y llevar, con orgullo, el título de buen ciudadano, que da brillo y grandeza cuando se obtiene sin manchas”.
Así fue su vida, por lo que su legado nos continuará guiando en la consolidación de las conquistas alcanzadas el 1ro de enero de 1959.
Esta serranía que hoy le sirve de lecho eterno se honra de tenerlo como semilla de las nuevas generaciones junto con sus compañeros de lucha. En este poblado se aprecia la obra por la que él dedicó su intensa vida de revolucionario.
Compatriotas; El próximo año celebraremos el aniversario 72 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Almeida, protagonista de esta gesta victoriosa, será inspiración para que el pueblo santiaguero arribe a esta conmemoración, con la satisfacción de seguir cumpliendo con la Revolución.
Es por ello que hoy 11 de septiembre, en homenaje a este legendario combatiente iniciamos una nueva etapa de trabajo que convoca a nuestro pueblo a multiplicar los esfuerzos en la labor cotidiana desde lo individual a lo colectivo con el compromiso de ganar la sede por el Día de la Rebeldía Nacional con resultados en todos los indicadores económicos y sociales.
La celebración de esta conmemoración, nos llena de orgullo y nos convida a una jornada especial, nos compromete a un mayor aporte, a la búsqueda de soluciones para enfrentar las limitaciones de recursos, con la premisa de Fidel de que solo tendremos lo que seamos capaces de producir nosotros mismos.
Santiagueros, frente a la adversidad, Almeida sigue siendo un símbolo de resistencia y fidelidad a la Patria, la Revolución y el Socialismo, por eso, confiados en la victoria, ratificamos que este pueblo heroico bajo cualquier circunstancia asumirá su grito de guerra: ¡Aquí no se rinde nadie! ¡Gloria eterna al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque! ¡Vivan Fidel y Raúl!