Pero otros niños en el mundo, y para tristeza de todos, tienen un día mundial, el que recuerda que existen millones de infantes en condiciones de calle, el que abre los ojos y las heridas del planeta respecto a esos que viven en extremas condiciones de pobreza.
Niños que crecen en las calles porque no tienen un hogar donde resguardarse y vivir seguros; que alejados de sus progenitores se lanzan al mundo buscando maneras de subsistir en tan semejante caos.
Empujados por las migraciones a las que son obligados, la pobreza, la desintegración social o familiar, el abandono, el maltrato o la violencia, se empeñan en recorrer las calles buscando pequeñas oportunidades que les permitan vivir.
Pequeños que en las calles también se exponen y son víctimas de abuso, negligencia, explotación, que son reclutados por bandas criminales, que se vinculan al tráfico de armas o de drogas.
Cuántos hay en esa situación es una cifra difícil de calcular por las propias características de variabilidad, de búsqueda de mejores sitios donde "vivir", pero el consenso es que el número aumenta con el paso de los años, sobre todo en los países más pobres
Distinta realidad la cubana, donde los niños, niñas y adolescentes son preocupación/ocupación de las familias, pero también del Estado y el Gobierno, los que trazan políticas que aseguran su bienestar.
Los que por una causa u otra han sido alejados de su hogar, son atendidos en los Hogares de niños sin Amparo Familiar que existen en todo el país, donde tienen asegurados alimentos, ropa, educación, salud, recreación y su inserción social.
En Cuba son altos los niveles de desarrollo y protección que poseen, sobre todo en materia educativa y de salud que comienza con la atención materno-infantil.
Actualmente se debate el proyecto de Código de las Familias en el que es prioridad y se atenderán con rigor las demandas y derechos de los infantes, en una sociedad que busca mayor justeza y equitatividad.
Donde se busca que las nuevas generaciones asuman un rol protagónico y creciente, promoviendo la participación, el acceso a las tecnologías y al conocimiento constante.
En Cuba, sí hay niños en las calles, los que juegan en las esquinas de sus propios barrios, cerca de sus hogares y al resguardo de sus familias y amigos