Problemas tenemos a montones, y no pocos se han acumulado a través de los años dados los efectos nocivos del bloqueo estadounidense y de la gestión económica y el enfrentamiento efectivo a la corrupción y las ilegalidades. Fidel, Raúl y toda la generación histórica entendieron que el principal error fue creer que se sabía construir el Socialismo y el hecho de denunciarlo, según el Comandante en el citado discurso “no es hablar mal de la Revolución, esto es hablar muy bien de la Revolución, porque estamos hablando de una Revolución que puede hablar de esto y puede agarrar al torito por los cuernos, más que un torero de Madrid”.
Y definitivamente hay varios toros que hay que tomar por los cuernos: inflación, desvío de recursos, precios abusivos, acaparamiento, planes alejados de las reales posibilidades entre otros males. En Autocrítica de Cuba, reflexión de Fidel publicada en julio de 2007, se denuncia que “la falta real y visible de igualdad y la carencia de información pertinente da lugar a opiniones críticas, sobre todo en los sectores más necesitados”. Quienes dirigen hoy los diversos procesos políticos, económicos y sociales no pueden desentenderse de los consejos y alertas del Comandante: “se necesitan administradores serios, valientes y conscientes”.
Carlos Manuel de Céspedes vio en los Estados Unidos a un gobierno de doble rasero. Así lo escribió a Charles Sumner Welles, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, en una memorable carta denunciando “el apoyo indirecto material y moral al opresor contra el oprimido, al fuerte contra el débil”. Sin embargo no han podido destruir a la Revolución que pende solamente de la voluntad y respaldo mayoritario de los cubanos.
De manera que el ejemplo soviético de destrucción desde lo endógeno, estudiado por los comunistas chinos incesantemente, nos confirma la visión fidelista y muestra lo impostergable de tomar decisiones oportunas. Tolerancia cero a quienes se aprovechan de las dificultades económicas para enriquecerse; a los indolentes. Una Revolución fruto de la sangre y el sacrificio, fundada sobre el noble principio de “con todos y para el bien de todos”, no puede ser traicionada.
Muy actual es aquella respuesta del Comandante al mensaje de la juventud comunista en junio de 2007: “Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes”.
De los pinos nuevos depende la continuidad. Que el futuro de los cubanos sea en Cuba y en la Cuba revolucionaria es posible y, sobre todo, necesario.