De su vida conozco muchísimos pasajes por las historias que contaba mi abuela Oneyda, su prima hermana. De cuando jugaban a la pelota, en el remoto paraje sanluisero de Santa Isabel, después de la escuela dominical que Marcelino Reyes -progenitor de “San Luis”- impartía a la extensa prole que tenía junto a Paquita y a la de Ché (José Rodríguez) el padre de mi abuela y que tuvo 10 hijos.
Eliseo estudió en la escuelita rural de Chamarreta, pero cuando quiso superarse en un centro de enseñanza tecnológica de la capital oriental, único de su tipo en la antigua provincia Oriente, a pesar de la excelente calificación en los exámenes de ingreso, no pudo obtener la matrícula puesto que no había sido recomendado, a decir de mi abuela, por ningún político. Eso marcó su adolescencia y le incitó a no conformarse con el régimen imperante en Cuba.
Su rebeldía natural y vocación justiciera lo llevaron a incorporarse al Ejército Rebelde en aquellas montañas de la zona de Chamarreta en las que combatían las tropas de la columna 4 del II Frente Oriental Frank País García. Era el año 1957 y su pequeña estatura y juventud -solo 17 abriles- le llevaron a ser primero mensajero y en el camino guerrillero llegar hasta el campamento del Comandante Ernesto Guevara (Che), en las inmediaciones de El Hombrito, allí lo rebautizaron con el nombre de su tierra natal: San Luis.
De mensajero a soldado y de soldado a Capitán y, tras la orden del Comandante en Jefe Fidel Castro de crear una columna invasora dirigida por el Che para operar en Las Villas, fue elegido para ser parte de esta. Anduvieron los guerrilleros un angosto camino para llegar al territorio asignado en el mes de octubre de 1958. En la Campaña de Las Villas se destacó por su coraje en acciones riesgosas al mando de un pelotón.
Al triunfar la Revolución Cubana se le encomendó la jefatura del Ministerio del Interior en Pinar del Río, y conducir la lucha contra la contrarrevolución interna en esta zona. En ese contexto fue seleccionado para integrar el Primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba en 1965.
El Che Guevara, quien le apreciaba -y admiraba-, le propuso para el destacamento de refuerzo que combatiría en las selvas de Bolivia. El mismo Che lo calificó como “el cuadro más completo, tanto en lo político como en lo militar, de todos los componentes de la guerrilla”. En la guerrilla internacionalista tuvo el nombre de Rolando.
El funesto 25 de abril de 1967 cayó durante una emboscada realizada por la guerrilla en la finca El Mesón, entre Ticucha y el río Iquira, dos días antes de cumplir 27 años. El Guerrillero Heroico, sobre esa pérdida, escribió, en su Diario, sobre el “día negro” y añadió “hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla y, naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío (…) de su muerte solo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma”.