Playa Girón, la lucha contra bandidos, atrincheramientos, movilizaciones ante la cercanía del águila imperial, preparación combativa, escuelas de instrucción, largas caminatas, botas que multiplicaban su peso atraídas como si el fango fuera un imán, largas horas de guardia desafiando la lluvia, los mosquitos, la oscuridad y el sueño.
En la historia miliciana de Santiago de Cuba, escribió hermosas páginas su Batallón Femenino. Surgió en 1959, al fundarse las Milicias Nacionales Revolucionarias. Desde 1962 hasta el 1964 fue integrado al Departamento de Orden Público del MININT, y el 16 de julio se constituyó como Batallón Femenino de Tránsito. Los nombres de Manuela Gámez, Isabel Valdés y Ana Fontanill, simbolizan a los centenares de mujeres que fundaron y dieron continuidad a esta fuerza.
Las calles de Santiago de Cuba las recuerdan aún regulando el tránsito y haciendo más seguro el recibimiento a más de 80 delegaciones de alto nivel, la mayoría presididas por jefes de estado acompañados por Fidel, Raúl o Almeida.
En los tramos del aeropuerto, la Granjita Siboney, el cementerio Santa Ifigenia, el Centro Escolar 26 de Julio y La Gran Piedra, ellas mismas embellecían el paisaje y llamaban la atención de los visitantes. Pero sus actividades iban mucho más allá de la regulación del tránsito.
Sus manos obreras, estudiantiles, profesionales, dirigentes o jubiladas, supieron de la recogida o trilla del café, del sol y la lluvia en los cañaverales, del trabajo voluntario en disímiles obras. Trabajaron hermanadas con el FMC, protagonizaron actividades culturales, custodiaron objetivos revolucionarios y actos masivos. Y junto al MININT fueron un baluarte en el mantenimiento del orden interior y la seguridad ciudadana.
Más de 650 mujeres prestigiaron el Batallón Femenino de Tránsito, ejemplo de disciplina, y organización. Las horas dedicadas a esta fuerza miliciana, eran quitadas a los deberes hogareños. La preparación militar y en su especialidad, las guardias y otras actividades, confirmaron el precepto martiano de que:
“Las campañas de los pueblos solo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”.
Mecanismos estructurales determinaron el cese del Batallón Femenino de Tránsito en Santiago de Cuba. Pero su impronta vive, y es reconocido en homenajes como el programado para hoy en la casa de la heroína de la Sierra y el Llano, Vilma Espín Guillois.