Pero el 26 de julio de 1953 quebró los mármoles y los yesos. Allí resurgió Martí. Allí nació el Autor Intelectual del asalto al Cuartel Moncada. Aún así, la historiografía burguesa lo seguía ocultando en su esencia.
Pero las ideas martianas escoltaron a Fidel, Raúl y sus compañeros en la prisión, viajaron con ellos al exilio, los acompañaron en el Granma, escalaron las montañas, se esparcieron por los llanos y las ciudades, convocándonos al combate libertario y enseñándonos que los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre y que un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército.
Ya con el triunfo de la Revolución, los mármoles y yesos quebrados, se rompieron. Y Martí, ocupando su lugar, pasó a ser verdaderamente nuestro Héroe Nacional. Sus ideas, escapando a las estrecheces de estatuas y bustos, pasaron a residir en la mente y el corazón de todo un pueblo.
Así, a 170 años de su natalicio, José Martí sigue vivo. Lo conocemos, lo queremos y lo seguimos. Ni siquiera hace falta mencionar su nombre para identificarlo. Basta decir Héroe Nacional, Maestro, Apóstol o Autor Intelectual. Y ya viene a nuestras mentes, en toda su dimensión. Y seguirá creciendo.