La familia no escatima esfuerzos y en la medida en que van creciendo los niños, se incorporan a la lucha cotidiana por poner alimentos en la mesa y cubrir, al menos en lo esencial, las necesidades de todos. En casa nadie duerme la mañana, ella es trabajadora de Servicios Comunales y está acostumbrada a que el sol la sorprenda, escoba en mano, por las áreas que le corresponde higienizar en su barrio.
Aunque él está jubilado porque le aquejan varias enfermedades, no puede darse el lujo de llevar la vida tranquila y de reposo que le ha recomendado el médico. Desde que se mudaron a su nuevo hogar en la comunidad de Petrocasas del centro urbano Abel Santamaría, tiene un pequeño huerto a varios metros de la vivienda, donde cultiva viandas y vegetales para mejorar la alimentación de los suyos.
El hombre de 59 años no se detiene: ahora que abundan los apagones y escasean los combustibles, la dura faena de cortar y procesar marabú para hacer carbón es su modo de garantizar la cocción de los alimentos de su familia.
Cuando no es día de clases, la prole se incorpora a estas tareas para apoyar al padre, o se queda alguna de las adolescentes para ayudar a la madre en el cuidado de los más pequeños y en las tareas domésticas.
Así transcurre la vida de esta familia, cuya mayor riqueza está en el amor y la unidad con que actúan; la manera en cómo se cuidan y se respaldan en todos los sentidos; y la nobleza de los muchachos, que son tan honrados, nobles y serviciales como sus padres.
Sierra Maestra contactó con Yanislaidys Ramos Castillo para conocer su opinión sobre el nuevo Código de las Familias, pues a sus 39 años esta “madre coraje” sabe bien cuánto unen los afectos; y cuánta equidad y respeto se requieren para tener un hogar funcional.
“¿Para qué me preguntas? Si tú sabes bien que yo voy a votar por el Sí”, dijo y arropó con risas sus palabras, ante la petición de esta reportera.
Santiaguera rellolla, Yanislaidys siente que es un deber asistir a las urnas el próximo domingo, 25 de septiembre, para participar en el referendo que expresará la voluntad popular frente a la nueva ley.
“Yo he participado en todas las elecciones que se han realizado en los últimos 23 años porque es un derecho que tengo como electora y es una manera de contribuir con la sociedad. Por eso, el domingo voy bien temprano a votar por el Sí.
“Yo considero que un país como este, en el que se trata de garantizar los derechos de todo el pueblo, merece un Código para el bienestar de todas las familias por igual. Para que no haya injusticias, para proteger más a los niños, a los ancianos, a las personas con discapacidad, a nosotras las mujeres y a los hombres también.
“Lo hemos visto por la televisión: cuántas historias reales de personas que se quedan sin amparo; de gente que no puede tener hijos, de ancianos abandonados; de cuidadores que se sacrifican para atender a un enfermo y cuando este fallece, aparecen los parientes que nunca ayudaron para quedarse con lo que el difunto dejó…Yo siento que con mi voto pongo un granito de arena para que esas personas tengan una nueva oportunidad… es un Sí por el bien de Cuba.”