Santiago de Cuba,

Celia, la mujer imprescindible

09 May 2025 Escrito por  Roberto Peña Álvarez, estudiante de Periodismo

Celia es una figura insoslayable en el espíritu de la Revolución Cubana. Su vida, marcada por una entrega absoluta y una discreción legendaria, su profunda importancia para el triunfo revolucionario y su legado perdurable, merecen ser recordados y analizados, incluyendo esa faceta maternal que trascendió los lazos de sangre.

Nacida en Media Luna, Celia vino al mundo en un ambiente de sensibilidad social -gracias a la influencia de su padre, el Dr. Manuel Sánchez Silveira-, que cultivaría en ella un temprano rechazo a las injusticias y la vocación de servicio. Supo ponerse del lado de los pobres y explotados, y fue por eso, que no tuvo dudas para unirse a Fidel y al Ejército Rebelde. No obstante, su presencia en la lucha contra Batista inició mucho antes del desembarco del Granma.

Llamada ´´Norma ´´ o ´´Aly´´, mas siendo siempre ella, en la clandestinidad fue una pieza clave para la organización del Movimiento 26 de Julio en la región oriental. Así, logró crear una red de apoyo para recibir a los expedicionarios del Granma que, en 1956, devolviera a Cuba la esperanza de ver ondear soberana a nuestra bandera.

Luego vino la Sierra, y su condición de ser la primera mujer en empuñar las armas del Ejército Rebelde; el pelotón de las Marianas; la organización de redes de abastecimiento, comunicaciones, el reclutamiento de nuevos combatientes y el cuidado de los heridos. Corajuda, responsable, atenta: Fidel depositó en ella una confianza ciega, convirtiéndose en su mano derecha.

Tras el triunfo de la Revolución, Celia continuó siendo una figura central, pero, quizá por haber nacido en el campo, o por su modestia extraordinaria, prefirió mantenerse alejada de los reflectores y las cámaras.

En la nueva Cuba que nacía fue Secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros y, posteriormente, miembro del Comité Central del Partido y del Consejo de Estado. Fue la impulsora de numerosos proyectos sociales y culturales, como el Parque Lenin en La Habana, y tuvo un papel crucial en la creación de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, dedicada a preservar la memoria documental de la lucha revolucionaria.

Tal fue su grandeza, que halló los hijos que la naturaleza no le dio, en los jóvenes combatientes de la Sierra, a quienes cuidaba como madre. Y en los hijos de sus compañeros caídos, y en todo niño necesitado, a quienes entregó esfuerzos y amor.

Celia es el símbolo de la mujer cubana incorporada plenamente a la transformación de su país. Es el paradigma de la revolucionaria íntegra, austera, trabajadora infatigable y de lealtad inquebrantable. Celia no solo ayudó a hacer una Revolución; con su ejemplo y dedicación, definió lo que significaba ser esencialmente un revolucionario.

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