Santiago de Cuba,

Los 65 años de una respuesta de futuro y juventud

27 April 2025 Escrito por  Odalis Riquenes Cutiño

El 22 de abril de 1960 el Comandante en Jefe Fidel Castro llamó a la juventud cubana a cubrir las plazas de maestros rurales que llevarían la luz de la enseñanza a los más recónditos parajes de las montañas, y haciendo realidad el Programa del Moncada, empezarían a transformar el panorama de analfabetismo y pobreza reinante en los campos.

Aquella convocatoria encontró la respuesta apasionada y entusiasta de unos 4 000 muchachos y muchachas, casi niños aún, en su mayoría alumnos de los institutos de Segunda Enseñanza, que si bien no tenían conocimientos pedagógicos, imbuidos del fervor de la Revolución triunfante, partieron masivamente hacia las sierras de Cuba, dispuestos no solo a enseñar, sino a apoyar en lo que hiciera falta.

maestros de montaña 2

Nacía así el contingente de los llamados Maestros Voluntarios, una fuerza que sumó el vigor de los nuevos al empeño de demostrar que en la transformación social que se abría en el país, la educación era, (es) prioridad, y que desde entonces entregó su corazón, de a lleno y sin regresos, al oficio de enseñar.

En una mañana de reencuentros y emociones de altura, una representación de aquellos que poblaron las lomas cubanas con los libros en las manos y en el pecho un ideal, como reza el himno que les identifica, evocó las vivencias y motivaciones de días en los que cada uno tiene una historia que les marcó, justo en la jornada en que celebraron los 65 años del llamamiento de Fidel.

Fiel a su dimensión de futuro, la efeméride se conmemoró en encuentro generacional con alumnos y profesores de las escuelas pedagógicas Pepito Tey y Floro Regino Pérez, en el cual el relevo pudo beber de la savia de los iniciadores, reverenciar su entrega y proyectos culturales de escuelas de la ciudad, les regalaron su arte.

Luis Hechavarría Aiyón, quien respondió al primer llamado y hoy está al frente de la junta directiva del Taller Científico Pedagógico Maestros de Montaña, una estructura que desde hace 40 años coordina la atención a esos profesionales e incentiva la investigación científica sobre el desarrollo de la educación en las serranías, resaltó en el encuentro la huella de aquellos jóvenes que tras cursos de superación y adaptación al medio rural, además de alfabetizar a los campesinos, fueron un apoyo decisivo al impulso de disímiles tareas de la Revolución en los años iniciales como la creación de las organizaciones de masas, el primer cambio de moneda, la realización de censos y el enfrentamiento a la contrarrevolución en las montañas, entre otras.

maestros montaña cementerio

Para Eduardo Jústiz, quien con 17 años se vinculó a la enseñanza en la zona holguinera de Derecha de Caracas, y fue compañero de Conrado Benítez, maestro voluntario asesinado por la contrarrevolución, el recuerdo del joven alto y diestro que ejercía en una región cercana a la suya y supo hasta la muerte ser consecuente con su decisión: «Yo soy el maestro», fue acicate en lo adelante para aquella tropa de vanguardia, que hoy, ya octogenaria, sigue deseosa de hacer por la Revolución.

Entre las anécdotas de Minas del Frío y otros campamentos en los que se adiestraron, el recuento del contacto con la vida rural en jornadas de trabajo durante el día y lecciones en las noches, que hizo a muchos cambiar su vocación por el magisterio, los educadores hablaron a los jóvenes desde la pasión por el oficio y les recomendaron estudiar mucho y trabajar por el mañana con sensibilidad y amor.

Por su parte, los alumnos que hoy se forman como futuros profesionales de la educación, coincidieron en que el encuentro, en el que también participaron Normalistas, Maestros Populares, Makarenkos y otras formaciones magisteriales de aquellos primeros años, devino privilegio y oportunidad de conocer de primera mano sobre la historia del sector y asimilar experiencias útiles para su mejor desempeño.

Previo al intercambio, auspiciado además de por el Taller Maestros de Montaña, por la Dirección Provincial de Educación, el Sindicato Provincial de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte y la Asociación Cubana de Pedagogos de Cuba, los participantes rindieron tributo a Martí, Fidel y los próceres de la patria en el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia y a Frank País, ejemplo de maestro santiaguero, ante el busto que preserva su memoria en la antigua Escuela Normal.

En el ambiente quedó la certeza: con el ímpetu de aquellos iniciadores y el empeño de las actuales generaciones, sigue estando vigente el lema de entonces: las aulas de los montes nunca más de cerrarán.

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