Aquí les dejó el escrito, fé de que en medio de una lamentable pérdida de valores, matizada por situaciones económicas y sociales desfavorables, todavía hay muchas, muchísimas personas desinteresadas, que hacen el bien.

"Qué tú haces mami? Le pregunté a mi mamá ocupada frente a la máquina de coser.

"Me contestó: "Pregúntale a tu hermana Yaquelin, que me encomendó hiciera unas trusitas para los niños sin amparo familiar de aquí, a los que ella como iniciativa personal le preparará una jaba y se la llevará.

"Me dijo: Dice tu hermana que nadie sabe lo útil que resulta en estos momentos que muchas personas se sumen a esto.
"Hay que ver la carita de esos niños cuando reciben esas prendas de vestir o algún regalito.

"Yo aquí hago lo que puedo, a pesar de que casi ni veo.
"No te recuerdas de aquellas trusitas que yo te hacía cuando niño?.
"Míralas aquí de nuevo, pero son para esos niños. Dios mediante.
"Es una donación de tu hermana que se la hallo muy bien".

"Cuánta grandeza en el corazón de mi madre me dije.
"Encontrarla junto a vecinas que le traen telas para apoyarla, una de ellas Martha Torroella Columbié, hizo que mis lágrimas brotarán, al ver lo grande de ese gesto. "Salud para mi hermana y mi mamá".

Y claro que gestos como estos son de reverenciar. Máxime cuando la vida está tan convulsa y los tiempos corren apresurados para todos. ¡Qué nunca desaparezca el deseo de hacer el bien!