Ayer, como hoy, o mañana, resultan días atinados para demostrar aquello que tenemos o anhelamos. “Son tiempos en los que el amor pereció, murió, en un mundo materialista, ‘metalizado’, interesado’...”; sentenciarán algunos con sus razones y evidencias para nada menospreciables. Pero todos tenemos dentro de nosotros una flor que desea ser regada en cada nuevo amanecer, o un corazón que espera volver a abrirse a un palpitar acelerado.
Lo que tal vez ocurre es que el amor en estos tiempos tenga nuevas formas y métodos para conservar su esencia. Y a ‘la antigua’ nunca pasa de moda: las cartas, los poemas, las serenatas, los paseos de la mano, el atardecer en compañía, las canciones dedicadas, los abrazos bajo un aguacero torrencial, las pedidas de mano a la familia...
Pero también es cierto que la actualidad tiene otras atracciones para este sentimiento en las parejas: el vivir el aquí y el ahora como si no hubiese más tiempo, el Internet y las redes sociales; consumos culturales tan diferentes como los contextos y sus generaciones, mayores libertades..., que moldean otras actitudes y comportamientos.
Sin embargo, el respeto, el compromiso, la sinceridad, la lealtad, el cariño, los cuidados, las atenciones, los valores y principios, compartir intereses, la reciprocidad, no presentan fechas de caducidad, ya que sin importar qué, son pilares que alimentan a ese amor.
Eso me hace recordar una historia real -de alguien contemporáneo a mí-, que pese a las distancias impuestas por la diáspora hace años, añora retomar la convivencia con su esposa, con la misma ilusión del primer día, así como ella.
Su anécdota es similar a la de una conocida de más de 70 años, que esperó por su pareja durante un buen tiempo, cuando la guerra de Angola. En aquel entonces la correspondencia era por escrito, no existían las bondades de las redes. Juraron amor eterno y que se casarían a su regreso, y así fue. Dos historias, distinta época, mismo sentimiento.
Amar deviene en pasión, en locura, alquimia de almas, de cuerpos, acercamiento; duele, pero no lastima; da plenitud, pero no desborda ni asfixia; es libre, no libertino; jamás una cárcel. Una amiga experta en asuntos amatorios, narraba su experiencia, el secreto para la relación duradera. Tras pensarlo mucho me dijo como buena Maestra que enseña con ejemplos: “De los 40 años juntos mi marido y yo, la mitad los hemos empleado en proyectos personales, y la otra en proyectos en común ”.
Ciertamente amar a otros debe partir por amarnos a nosotros mismos, construirnos para mejor en todos los aspectos -ese es el mayor regalo para alguien, el superarse-; aceptarnos con nuestros defectos y virtudes, para poder entregarnos sanamente y a plenitud a alguien más, como quien entra descalzo al recinto sagrado del Otro.
Erguirnos como proyecto, para luego poder construir con alguien una familia; amar compartiendo el tiempo entre las necesidades propias y las de la otra persona, sin descuidar alguna, sin egoísmos, vanidades o pretenciones. Palmo a palmo, codo a codo ante la vida y sus dificultades, sin importar cuáles.
Todo esto parece muy fácil y sencillo, pero lo cierto es que ese click con alguien no es fácil, y va más allá de la química o la mera atracción. Amar es una elección del día a día, de no renunciar o tirar la toalla cuando se tiene entre las manos, ah, pero sobre todo...de querer bonito como el primer día, como dos adolescentes.
Quien ha visto a través del velo del amor, ha encontrado un tesoro, asimismo como quien ha hallado una amistad sincera, corre la suerte, el privilegio y el reto de contar con la reliquia más difícil de poseer.
Hoy es un momento propicio para demostrar con otros tipos de palabras y gestos, a la altura de la ocasión. Y aquí los santiagueros celebramos al Amor, a la Amistad, ya sea que esté cerca o lejos, aquí o allá; a nuestra tierra, a nuestra identidad, nuestra Cuba: seno de tantos amores y sueños; de sentimientos encontrados de alegría y nostalgia; el hogar nuestro y de nuestra familia.
¿Quién mejor que Luis Perales para darle voz y resumir mis pensamientos?: “El amor/Es un espacio donde no hay lugar/Para otra cosa que no sea amar/Es algo entre tú y yo”.