Así lo asume horas después de las sacudidas el Doctor en Ciencias Enrique Diego Arango Arias, el incansable jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), quien como el resto de los especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais) desde entonces no ha parado de interpretar y cotejar datos, extraer argumentos de sus estudios y comunicarlos a las autoridades y la población.
El sismo con magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter, ocurrido a las 11.46 de la mañana del pasado 10 de noviembre, con epicentro a unos 48 kilómetros de Pilón, municipio de la provincia Granma, con su premonitor de 6.0 grados de magnitud, generado en la misma zona a las 10.50am, ya marca pautas en la historia de la Sismología cubana.
No es el terremoto de mayor magnitud registrado en las inmediaciones de Cuba por el SSN, afirma el experto, pero sí el que mayores afectaciones ha provocado en las zonas cercanas al epicentro desde la época revolucionaria.
“Este es el segundo evento de mayor magnitud registrado en Cuba en los últimos 30 años; el más fuerte tuvo lugar el 25 de mayo de 1992, con una magnitud de 6.9 en la escala de Richter, y epicentro ubicado al sureste de Cabo Cruz, que igualmente fue sentido en toda la región oriental y afectó también viviendas e instalaciones de la provincia de Granma”.
A decir del experto, el nuevo evento ratifica el riesgo sísmico de ese segmento de la falla Oriente, en el que también el 19 de febrero de 1976, se generó un terremoto de 5.6 grados de magnitud y VIII grados de intensidad, que causó grandes daños en la zona.
Con la mirada aguzada que le dan los años al frente del SSN, Arango Arias habla de lecciones para la ciencia al evaluar la situación sísmica.
“Siempre se aprende, nunca habíamos registrados dos terremotos fuertes, de más de 6 grados de magnitud, seguidos. Cuando pensábamos que el de 6.0 era el evento principal, se dio el otro de 6.7; si hay uno más fuerte, ese no es la réplica, el anterior fue un premonitor. Por primera vez registramos un premonitor tan fuerte y esa experiencia nos enseñó a tener precaución y esperar.
“En la Sismología la predicción es muy incierta y está en construir bien; cuando usted construye bien puede olvidarse del peligro del terremoto que venga. Estos eventos nos dejan claro que hay que cumplir con los requisitos sismorresistentes, con las normas establecidas en el país”, remarcó.
El camino de la sismorresistencia
Los dos fuertes sismos vividos en Cuba el pasado domingo al sur de Granma ya pasan a la historia como los temblores que agrietaron y derribaron paredes y techos de numerosas viviendas y otras edificaciones, fundamentalmente en Pilón, Marea del Portillo, Niquero, Manzanillo, y otras zonas cercanas, y también, aunque en menor medida, en municipios santiagueros.
Dos factores, significó el Doctor Arango, incidieron en que las afectaciones en la parte sur del territorio granmense sean de consideraciones: la cercanía del terremoto con un mecanismo de falla que hizo que sus ondas avanzaran en dirección a Pilón, Niquero, Cabo Cruz y la existencia de muchas viviendas construidas sobre suelos de lechos de río, que amplifican las ondas sísmicas, y edificadas con mampostería no reforzada y sin criterios sismorresistentes, que las convirtieron en vulnerables.
La magnitud del terremoto, el tipo de suelo y la vulnerabilidad de las edificaciones, condujeron a esos daños, refirió el experto, lo que es evaluado desde el propio domingo por un grupo de geólogos e ingenieros del Cenais, que de recorrido por la zona buscan documentar la intensidad de los eventos que se estima entre unos VIII y IX grados en la escala EMS.
Para la Doctora en Ciencias Grisell Morejón Blanco, directora del Cenais, y una de las expertas que más ha trabajado en la confección y constante actualización de la Norma Sismorresistente Cubana, los daños reportados confirman la importancia de construir bien y de cumplir con lo establecido para lograr instalaciones capaces de soportar eventos moderados y fuertes.
“Las afectaciones que se reportan nos muestran muchos fallos de paredes: paredes colapsadas, agrietadas, derrumbes, sobre todo en viviendas de mampostería simple, que están prohibidas en nuestra Norma para las zonas de riesgo sísmico, y en edificaciones que usan el sistema Girón, también muy vulnerable.
“Lo ocurrido valida los estudios que hemos venido haciendo en los últimos años y demuestra la importancia de la construcción de edificaciones de hormigón armado, o de otros sistemas constructivos que empleen acero en las regiones con peligro de ser expuestas a sismos moderados o fuertes como el oriente cubano.
“La mampostería simple no tiene ductilidad, y eso la hace muy débil y conduce a que falle ante un sismo fuerte como los ocurridos. Construir bien es lo único que evita ante un sismo el colapso de las edificaciones, y por tanto, protege la vida de sus ocupantes”, aseguró la especialista.
Ciencia VS. rumores
Las fuertes sacudidas del fin de semana precedente que aún estremecen los nervios de muchos, sobre todo de las personas más cercanas a las regiones donde se generaron los eventos, también han demostrado la importancia de la comunicación oportuna, por los canales adecuados, en momentos de crisis y pánico como estos.
El Doctor Arango Arias es rotundo mientras aclara y desmiente rumores de mala fe. “Se está divulgando mucha información falsa, con mala intención, en las redes sociales, por eso la población debe mantenerse informada por los medios de comunicación y canales oficiales.
“La actual actividad sísmica no está ocurriendo en las inmediaciones de la provincia ni en la ciudad de Santiago, sino en la provincia Granma, que es donde se sintieron los eventos con más fuerza y donde se reportan los mayores daños, y es absolutamente FALSO que exista la alerta de un sismo de gran intensidad para la ciudad de Santiago de Cuba.
“Los terremotos no se pueden predecir en corto o mediano plazo, cualquier situación de alerta sísmica les llegará desde nuestro Centro y a través de las autoridades del Estado, incluyendo la Defensa Civil”, insistió.
El avezado especialista, llamó igualmente a la población a observar las medidas previstas por la Defensa Civil para antes, durante y después de la ocurrencia de un sismo y enfatizó que no existe peligro de tsunami en la costa sur oriental porque el plano de fallas es vertical.
“Los tsunamis ocurren preferiblemente cuando una placa se introduce por debajo de la otra, en un fenómeno llamado subducción que generan los trenes de olas necesarios para producir el evento. Hemos modelado todos los escenarios en Cuba y el Caribe, pero al plano de falla ser vertical aquí no se acumula la energía para generar el tren de olas que produciría un tsunami en la costa sur”.
El también vicedirector técnico del Cenais aseveró que el SSN redobla la vigilancia en tiempo real desde las 24 estaciones sismológicas existentes en el país, interconectadas con instituciones de Estados Unidos y Canadá, y pone todas sus potencialidades tecnológicas y la experiencia de sus especialistas en función del monitoreo con alta precisión de la actividad sísmica en Cuba y el Caribe; de brindar la información oportuna a las autoridades y la Defensa Civil, así como de realizar los estudios e investigaciones científicas sobre la sismicidad en la región y el país.
Sobre estas y otras cuestiones intercambiaron los expertos del Cenais con una comitiva gubernamental encabezada por el General de División Ramón Pardo Guerra, jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil; el integrante del Secretariado del Comité Central del Partido, Jorge Luis Broche Lorenzo y el vice primer ministro Eduardo Martínez Díaz, quienes de recorrido por la provincia santiaguera evaluaron los daños asociados a los sismos de este domingo y constataron la preparación de la provincia para enfrentar estos fenómenos.
Las autoridades santiagueras insisten en la importancia de mantenerse informados por los canales oficiales y para incrementar la percepción del riesgo entre sus pobladores se realizaron ejercicios demostrativos en centros educaciones de la urbe oriental.
Con el mismo vigor que se extendieron las ondas expansivas de los dos sismos, el Oriente cubano se recupera y asimila las lecciones de las fuertes sacudidas.