La esencia de la conmemoración organizada por la Unhic, puede resumirse así: ¿en verdad fue tan chiquita la Guerra Chiquita?

El pasado sábado, un conversatorio recordó el inicio de las acciones armadas contra España, el 26 de agosto de 1879.

La reunión con historiadores santiagueros se desarrolló en la sede de la peña Rarezas Historiográficas, que cada dos meses ocupa espacio en sala de presentaciones del Centro de Promoción Literaria José Soler Puig, en la céntrica calle Enramadas, en esta ciudad.

La Unhic, que agrupa a los trabajadores de las ciencias históricas, tiene como objetivo promover y divulgar la historia de Cuba, y al mismo tiempo reafirmar la lealtad de la asociación a la Revolución.

El tema de la Guerra Chiquita siempre ha ocupado la atención científica por parte de los historiadores, ya que la acción es considerada continuidad del movimiento insurreccional cubano, luego del tristemente recordado Pacto del Zanjón en febrero de 1878, cuando los mambises no consiguieron la independencia de Cuba, objetivo esencial de los 10 años de conflagración, desde octubre de 1868.

Solo un mes y días luego de la infamia del Zanjón se produjo la Protesta de Baraguá, con Antonio Maceo al frente; un año y seis meses después, se inicia la Guerra Chiquita (GCH), denominada así por su brevedad (un año y cuatro meses) en comparación con la precedente década de lucha de las huestes mambisas.

El Dr.C. médicas, Ricardo Hodelín Tablada, destacado historiador, investigador y miembro de la Unhic, explicó al Sierra Maestra el objetivo de “Rarezas Historiográficas”, peña coordinada por él y que sirvió para comenzar esta conmemoración en Santiago de Cuba.

“La GCH es una cuestión muy polémica ¿por qué? Porque se le dice chiquita debido a que hubo una antes mucho más extendida en el tiempo; pero en realidad no fue tan chiquita; fue una guerra donde a pesar de desidias, desorganización, desencuentros… se demostró que los cubanos estaban todavía en la pelea.

“Hubo incomprensiones como el hecho de que Calixto García nombrara a Gregorio Benítez, un camagüeyano, para representar a Oriente, cuando todo el mundo esperaba ¿a quién? a Antonio Maceo.

“… Fue una gesta corta en tiempo pero de gran significación”, puntualizó Hodelín.

Luego, el Dr.C. Manuel Fernández Carcassés comentó también al “Sierra Maestra”, el libro referido al movimiento insurreccional de 1879, del escritor autonomista Herminio Leyva.

El texto fue el centro de la intervención de Fernández Carcassés, para iniciar las actividades por la efeméride, y del comentario al periódico santiaguero:

“Así, ya sabrás que la visión que el autor da de la GCH es la de un movimiento innecesario, fallido; que no convenía al país. Porque precisamente, el libro lo que trata es de eso: descalificar al independentismo; presentarlo como una opción no viable para Cuba. Lo que cabía en ese momento, decía el autor, era pedir reformas a España.

“Autonomista al fin, trató por todos los medios de que esa idea prosperara; lo publicó en un momento puntual: 1893, cuando José Martí está organizando la Guerra Necesaria.

“Los autonomistas se dan a la tarea de mencionar, desde la propaganda, todo lo malo que se pudiera expresar del independentismo.

“Y en esa línea hay que ver este libro; un texto que refleja la época y muestra qué fue el autonomismo para Cuba, y cómo desde aquel entonces, se utiliza la mentira para luchar contra la Revolución; se habla de Maceo en términos de que quería fundar una República de negros en contra de los blancos; es utilizar mentiras y repetirlas hasta ´convertirlas en verdades´, para restarle fuerza y adeptos a la independencia. Pero no lo consiguieron.

“Es un libro un tanto desconocido pero que refleja una época, y refleja precisamente, los antecedentes de las cosas que ocurren hoy; cómo se inventan mentiras para tratar de denigrar y tratar de restarle seguidores a la Revolución. Ahí se ve que eso no es de ahora; viene desde antes”.

Un artículo de Carcassés y Gabriel Vargas sobre el libro de Herminio Leyva “La insurrección de 1879 en la provincia de Santiago de Cuba”, sirvió como base al desarrollo del conversatorio. Damaris Torres Elers, vicepresidenta provincial de la filial de la Unhic, explicó que para la ocasión se organizó un conjunto de actividades, como la apertura de la Jornada en la peña Rarezas Historiográficas; un recorrido el domingo por sitios en esta ciudad, vinculados con los jefes de la GCH; celebraciones junto a los bustos de Guillermón Moncada y Quintín Bandera, y la estatua de José Maceo, y también, el acto en el lugar de esta urbe, desde donde se alzaron en armas los patriotas santiagueros, en la calle San Mateo esquina a Carnicería, en el lugar conocido como La tienda de los perros, en el barrio de Los Hoyos.

Ayer lunes fue presentado el libro La Guerra Chiquita. Miradas múltiples, coordinado la Dra.C. Damaris Torres, que aglutina resultados investigativos de historiadores de Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Villa Clara, La Habana y Pinar del Río en representación del Instituto de Historia de Cuba, la Academia de las FAR Máximo Gómez, la Academia José Maceo, las universidades De Oriente, De Holguín, De Villa Clara, y de la Unhic en esos territorios.

Las conmemoraciones en esta urbe, por los 145 años del inicio de la GCH, han estado encabezadas por la Dr.C. Aida Liliana Morales Tejeda, presidenta de la filial de la Unhic; otros directivos de la Unión, e historiadores santiagueros.

Un segmento artístico de la efeméride lo constituyó la presentación del guitarrista concertista Aquiles Jorge.

La Guerra Chiquita fue uno de los tres momentos beligerantes de los patriotas cubanos contra el colonialismo español en el siglo XIX: el primero, la Guerra de los Diez Años, de 1868 a 1878; el segundo, la GCH, de 1879 a 1880, y el tercero, de 1895 a 1898.